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Los estantes de una tienda del centro de El Cairo están llenos de botellas de cerveza, vino y licores, pero nadie se da cuenta porque el dueño ha colocado tablas de metal en el escaparate, por miedo a los conflictos con los peatones y a la presión creciente de los islamistas.

Los vendedores de alcohol en Egipto, preocupados por los islamistas

Los estantes de una tienda del centro de El Cairo están llenos de botellas de cerveza, vino y licores, pero nadie se da cuenta porque el dueño ha colocado tablas de metal en el escaparate, por miedo a los conflictos con los peatones y a la presión creciente de los islamistas. Amir Aziz, como muchos […]

Los estantes de una tienda del centro de El Cairo están llenos de botellas de cerveza, vino y licores, pero nadie se da cuenta porque el dueño ha colocado tablas de metal en el escaparate, por miedo a los conflictos con los peatones y a la presión creciente de los islamistas.

Amir Aziz, como muchos de los encargados de locales autorizados a vender alcohol en Egipto, reconoce que las cosas han cambiado desde el derrocamiento de Hosni Mubarak en 2011, que dio paso a varias victorias electorales de los islamistas. “El gobierno no impone restricciones, es la gente la que plantea problemas”, afirma a la AFP.

Tras años de represión por parte del poder, los islamistas gozan ahora en Egipto de una visibilidad política creciente, mediática o social. El nuevo presidente, elegido en junio de 2012, Mohamed Mursi, procede del poderoso movimiento de los Hermanos Musulmanes.

Para Amir Aziz, los problemas vienen sobre todo de los fundamentalistas salafistas, a la vez aliados y competidores de los Hermanos Musulmanes, a los que disputan la máxima vigilancia en el respeto estricto a la ley islámica, que prohíbe el alcohol. “Son principalmente los salafistas los que nos molestan, verbalmente o mediante actos de violencia”, explica el comerciante.

A principios de mayo, unos hombres armados abrieron fuego contra un café que vendía alcohol en Al Arish, al norte del Sinaí, matando a uno de los camareros.

Cherif, que tiene en El Cairo una tienda de la cadena Drinkies especializada en la venta de bebidas alcohólicas, asegura que “la policía no plantea problemas” pero que sí le preocupan las declaraciones de los islamistas hostiles al alcohol. “Hemos tenido que reforzar el personal de seguridad frente a las tiendas”, asegura. Uno de sus empleados, Samir, fue insultado.

En otras tiendas, los propios empleados son favorables a la prohibición religiosa. “Estoy por la prohibición, ya que el alcohol está proscrito por el islam, y esto es así estén o no los islamistas en el poder”, afirma Chaimaa Hassan, vendedora de una tienda libre de impuestos del centro de la ciudad, a pesar de que el 80% de sus ingresos procede de la venta de bebidas alcohólicas.

AUMENTO DE TASAS DE ALCOHOL 

Tras las recientes declaraciones de las autoridades, los comerciantes temen ahora que se impongan restricciones a la venta del alcohol, un sector en el que las tasas acaban de aumentar entre un 100 y un 200%.

Mohamed Zeidan, portavoz del Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), la formación de los Hermanos Musulmanes, considera que “el islam estipula claramente lo que está y lo que no está prohibido” y subraya que las actuales leyes que regulan el comercio, heredadas del antiguo régimen, no reflejan los puntos de vista de su movimiento.

El propio poder parece dudar entre la hostilidad religiosa al alcohol y los efectos de una prohibición que puede disuadir aún más a los turistas occidentales a venir al país y privar al Estado de importantes ingresos.

Egipto posee además una producción local de cerveza y de vino que representa varios miles de empleos.

El alcohol supone una fuente de ingresos nada despreciable en tiempos de crisis económica y presupuestaria para el Estado, que aspira a obtener unos 220 millones de dólares en ingresos en el próximo año fiscal, únicamente con las tasas a la cerveza.

“Aumentar esas tasas puede ser visto como una forma de restricción, pero ello se traduce también en ingresos suplementarios para el Estado”, subraya el economista Mahmud Negm. E incluso con un poder de tendencia islamista, “las cifras muestran que el gobierno podría necesitar que los egipcios beban más cerveza, en lugar de prohibirla”, asegura.

Internacionales alcohol Egipto archivo

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