BBC MUNDO
En los círculos de negocios de América Latina, hay cuatro países que cada vez se mencionan más en una misma frase: Chile, Colombia, México y Perú. Son los miembros fundadores de la Alianza del Pacífico, el más reciente bloque comercial de la región, fundado en junio de 2012. Esta semana los presidentes se reunieron en la ciudad colombiana de Cali, en busca de acuerdos para eliminar la mayoría de los aranceles en el comercio entre los cuatro países.
Desde el establecimiento de la Alianza del Pacífico, los empresarios y los políticos no han escatimado elogios hacia ella. Algunos la consideran el desarrollo empresarial más emocionante en la región durante años.
“Llegamos a un acuerdo de llevar los aranceles a cero para el 90 por ciento (de las partidas), y luego paulatinamente el otro 10 por ciento”, explicó el presidente chileno, Sebastián Piñera, en la rueda de prensa de cierre de la cumbre.
La forma y los lapsos de esa desgravación deben ser acordados antes del próximo 30 de junio y entrarán en vigor en la medida en que cada país apruebe su propio esquema, indicó el mandatario chileno.
Además, se comprometieron a reducir las barreras fitosanitarias entre los cuatro países. (AFP)
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“Si se los pone juntos, los cuatro países de la alianza forman la novena economía más grande del mundo, con alrededor de 2.7 por ciento del PIB mundial”, dice Juan Eduardo Errázuriz, un empresario chileno.
“Representan la mitad de todo el comercio de América Latina con el resto del mundo”, agrega.
Errázuriz, presidente de la constructora Sigdo Koppers, que opera en los cuatro países, no es el único que expresa su admiración por la alianza. Costa Rica se unió a ella y Panamá quiere hacer lo mismo. Países como Canadá, Japón, Nueva Zelanda y España solicitaron el estatus de observador. Y lo lograron.
¿OTRO FORO?
A primera vista, América Latina no necesita otro foro de debate regional. Ya tiene un montón de ellos.
Está el Mercado Común del Sur (Mercosur), un bloque comercial dominado por Argentina y Brasil. Está la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), el grupo izquierdista creado a instancia del fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez.
Está la Comunidad Andina de Naciones (CAN), y dos de los más recientes bloques regionales: la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Como si América Latina necesitara otro acrónimo, diversos países a ambos lados del Pacífico, entre ellos Chile, México y Perú, negocian un nuevo acuerdo comercial, el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés).
Pero es la Alianza del Pacífico la que parece haber capturado la imaginación de la comunidad empresarial por el dinamismo de las economías de sus miembros.
Las economías de Perú y Chile fueron las que más crecieron en América del Sur el año pasado, al incrementarse en 6.3 y 5.6 por ciento respectivamente. Colombia y México crecieron menos, pero se colocaron por encima del promedio regional.
Los cuatro países miran al exterior, y tienen un particular interés en los mercados asiáticos.
Chile tiene más acuerdos de libre comercio que cualquier otro país en el mundo, y México no se queda atrás.
ESPACIO PARA CRECER
A pesar de la mayor integración entre los países de la alianza, todavía hay margen para mucho más.
Errázuriz estima que solo el siete por ciento del comercio total de Chile va a los otros tres países de la alianza, y que solo el tres por ciento de la inversión extranjera directa en Chile proviene de Colombia, México y Perú. “Eso sugiere que hay espacio para crecer en ambas direcciones”, dice.
América Latina tiene una larga historia de hablar de la integración regional, pero a menudo no ha derivado en tanto.
A pesar de las culturas y lenguas comunes, las naciones han tendido a considerar a los demás como rivales en el comercio y no socios.
Pero eso está empezando a cambiar con el aumento del comercio entre los países de la región. La Alianza del Pacífico parece que va a ser parte de esa transformación.
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