Luis Adolfo Medal Mendieta
El desarrollo del país no podemos basarlo en los antiguos sueños de construir un canal interoceánico en Nicaragua. Sin negar la enorme importancia de este proyecto, las experiencias de otros países nos enseñan que, aun en el hipotético caso que dicho proyecto se logre cristalizar en los próximos veinte años; el desarrollo integral de Nicaragua solo se logrará con tres revoluciones: estas son: 1. La revolución ética-institucional, 2. La revolución educativa y 3. La revolución agroindustrial.
Y, en vista de que en los últimos días, se vuelve a hablar del Canal quiero recordar que Egipto, después de casi 150 años de la construcción del Canal de Suez, continúa siendo un país pobre y que sigue siendo, igual que hace miles de años, un don del Nilo, dependiendo la agricultura de sus aguas, y sus industrias de la energía hidroeléctrica generada por las mismas. Asimismo, Panamá cumplirá el próximo año un siglo de haber inaugurado su Canal, y continúa, sin embargo, siendo un país subdesarrollado, aunque naturalmente, en mejores condiciones que Nicaragua, que ocupa el último lugar de América en desarrollo y bienestar.
No es sensato pensar que solo con el Canal, Nicaragua se convertirá en una nación desarrollada. Cabe preguntarse si el Canal creará empleos de calidad para ese millón de nicaragüenses que están desempleados o subempleados. ¿Logrará la construcción y la operación del Canal crear trabajo para el cuarto de millón de jóvenes profesionales que entrarán al mercado laboral en los próximos 10 a 15 años?
El Gran Canal de China de aproximadamente 1,500 kilómetros fue construido hace unos 14 siglos por millones de trabajadores. Este canal fue construido con herramientas manuales. Sin embargo, con las tecnologías y maquinarias modernas, la construcción del Canal de Nicaragua demandará, a lo sumo, unos cien mil trabajadores y unos cuantos miles de ingenieros.
Sin la revolución ética de sus instituciones, sin la revolución educativa y sin la revolución agroindustrial e industrial, Nicaragua, con todo y el Canal, no saldrá de la pobreza y el subdesarrollo en que se encuentra. Por eso insisto en nuestra propuesta de las tres revoluciones que se basan en las premisas siguientes:
• Nicaragua es un país con un enorme potencial de desarrollo. Sin embargo, presenta una economía rezagada, y está empobrecido por la ceguera y mentalidad colonial de sus clases dirigentes, y por los vicios de nuestra cultura política y la falta de educación de las mayorías.
• Nicaragua requiere con urgencia implantar un nuevo modelo de desarrollo; basado en la diversificación, industrialización y modernización de los sectores productivos y las exportaciones. No podemos seguir dependiendo de los mismos productos que hemos producido y exportado desde hace siglos.
• Se requiere aumentar la capacidad de generación eléctrica, al menos a 2,000 megavatios, en los próximos 10 años. Es posible, además, el combinar la generación hidroeléctrica con proyectos extensivos de riego.
• Las zonas francas deberán ser paulatinamente transformadas, integradas y articuladas con la economía nacional.
• Se requiere, como condición indispensable y urgente para iniciar el desarrollo de una nueva Nicaragua, de una nueva educación. Una educación cívica, científica y tecnológica que nos enseñe a vivir en una verdadera democracia. Una educación que nos enseñe las nuevas tecnologías de la producción agropecuaria e industrial.
• Finalmente, y como condición fundamental e indispensable, para sacar a Nicaragua de su postración, se requiere de una nueva mentalidad y de una nueva ética política que, con una visión de nación concertada y consensuada entre todos los nicaragüenses, supere los errores del pasado y construya una nación desarrollada, solidaria y justa. Para ello el país requiere de profundos cambios en nuestros valores, en nuestros hábitos, en nuestra mentalidad y en nuestras prioridades. Requiere de una dirigencia política y empresarial que asuma ese reto y logre enrumbar a Nicaragua en su desarrollo integral, para finalmente dejar atrás tantos años de atraso social y económico y de barbarie política.
El autor es miembro del movimiento 3 revoluciones
Ver en la versión impresa las páginas: 11 A