Rezaye Álvarez M.
Deterioro en la calidad de las aguas, sedimentación de las cuentas y el arrastre de la capa fértil de los suelos son los principales daños ambientales que producen las lluvias en Nicaragua, indicó Víctor Campos, subdirector del Centro Humboldt.
Asimismo, por la falta de infiltración producto del daño en los suelos, “es más lo que se escurre que lo que se infiltra”, aun cuando en esta época es que se debería producir el proceso de recarga en los acuíferos, pero esta recarga, si las lluvias no son continuas, es menor.
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Campos explicó que debido a que este año, durante la estación seca, se reportó una tendencia creciente en incendios forestales y quemas agrícolas, tanto en el Pacífico como en el Atlántico, “esto dejó los suelos desnudos y, con la llegada de las lluvias, se produce erosión”.
Como consecuencia inmediata de la erosión, que es el desgaste de los suelos, se produce el arrastre de sedimentos y la formación de zanjas producto de la caída del agua.
La pérdida de la capa de suelo fértil es, según Campos, “más dramático en la zona donde los suelos son pobres, sobre todo en la Costa Caribe, donde los espesores de suelos son de centímetros”.
Con la desaparición de la capa fértil “se produce el nacimiento de una vegetación arbustiva de especies invasoras”, que tienen la capacidad de desarrollarse en este tipo de suelos, indicó Campos.
RIESGOS POR HURACANES
Datos ofrecidos por la coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo, revelan que este año se registraron 124 incendios forestales y quemas y que afectaron 15,294.69 manzanas de bosques.
Según Campos, teniendo esta tendencia de incremento de incendios forestales, con la cantidad de hectáreas de bosques que fueron quemadas y suelos desnudos, “es preocupante la llegada de una tormenta tropical o huracán, porque esto disminuye la capacidad de resistencia de los suelos”.
Además, la vulnerabilidad de la gente es mayor, “porque se quedan sin defensas, principalmente ante los vientos huracanados e intensas lluvias”, expresó el subdirector del Centro Humboldt.
Según Campos, como el agua es poco retenida por la ausencia de árboles y cobertura vegetal, “esto hace que haya crecidas e inundaciones con mucha rapidez”.
Esto ocurre porque los tiempos de concentración del agua y la cantidad concentrada en las cuenca se incrementan al haber menos cobertura vegetal.
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