Jeniffer Castillo Bermúdez
“Nos quieren matar… Ya están como la Guardia Nacional”, expresa entre sollozos “Mariana” —como pide que la llamen— al referirse a las agresiones físicas que han sufrido los ancianos de la Unión Nacional del Adulto Mayor (UNAM) en su lucha por una pensión reducida.
Desde el pasado lunes 17 de junio, más de 15,000 adultos mayores mantienen su protesta en diferentes partes del país. Otros han estado en el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) y han sufrido en carne propia el “terrorismo de Estado”, como ha calificado el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, la violencia sufrida por los ancianos y los jóvenes que los apoyan.
“Esto es horrible. Nos recuerda al 22 de enero, esa masacre. Nos han torturado porque no dejaban pasar comida y agua, eso es tortura. No nos han matado, pero sí nos trataban mal, nos tenían muriéndonos de hambre y de sed. A los estudiantes que nos traían comida y agua los golpearon, se los llevaron. Era horrible”, cuenta “Mariana” tan impresionada que las lágrimas empiezan a rodar por sus mejillas.
“Cerca de 150 adultos mayores que estuvimos secuestrados por la Policía, en la entrada principal del INSS, teníamos que orinar frente a todos, no teníamos baños ni agua. Le decíamos a los policías que queríamos orinar y nos decían orinen ahí (y señalaban hacia donde estaba el resto de los ancianos). Les decíamos que queríamos agua y nos decían que nos fuéramos a nuestras casas”, relata doña “Mariana”.
Esta semana de lucha, para “Mariana”, de 60 años de edad, ha significado 1,750 córdobas menos de ingresos en su casa porque no ha podido ir a planchar, oficio del que vive desde 1993, cuando se quedó sin trabajo. Así crió a cuatro hijos.