Cientos de protestantes unionistas se manifestaron en Belfast y se enfrentaron a la policía la noche del domingo al lunes por tercera noche consecutiva, a pesar del llamamiento a la calma del primer ministro norirlandés, Peter Robinson.
Un policía resultó herido en esos choques, indicaron fuentes policiales. Los manifestantes arrojaron cócteles molotov y diversos proyectiles a la policía, que respondió con balas de goma.
“Es muy importante que cese esta violencia”, declaró el domingo Robinson.
“Es muy importante que tengamos la cabeza fría en estas circunstancias y espero que la población responda a los llamamientos y a los comunicados de la Orden de Orange pidiendo que la gente no se entregue a la violencia”, añadió.
“La única manera de manifestarse que se justifica es una manifestación legal y en calma”, insistió el primer ministro del Ulster.
La violencia empezó el viernes cuando la policía constituyó una barrera para impedir que los orangistas protestantes cruzaran el barrio católico de Ardoyne, en el norte de la ciudad, prohibido por las autoridades para evitar desbordamientos
En esa primera noche de manifestaciones, 32 policías resultaron heridos y un político unionista perdió el conocimiento por un ladrillazo en la cabeza.
Siete policías sufrieron heridas la noche del sábado al domingo, sin llegar a ser hospitalizados, al ser atacados por manifestantes protestantes con cócteles molotov.
Un millar de policías habían llegado de Inglaterra a la provincia en los últimos días en previsión de la tradicional marcha organizada todos los 12 de julio en Belfast por la orden protestante de Orange.
Las marchas protestantes se organizan tradicionalmente de abril a agosto en Irlanda del Norte. Culminan con el desfile del 12 de julio, que marca la victoria del rey protestante Guillermo III en 1690 frente a su rival católico Jacobo II.
Irlanda del Norte, provincia británica, ha sufrido 30 años de violencia interconfesional que han dejado 3.500 muertos. Los acuerdos de paz firmados en 1998 han conducido al reparto del poder entre protestantes y católicos, aunque siguen registrándose episodios de violencia esporádica.