Roy Moncada
El cerro Motastepe, que una vez fue grande y verde, ahora cada día luce más desnudo y propenso a desparramarse producto de la intensa extracción de arena.
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Según los pobladores que viven a las faldas del cerro, temerosos de que un día no muy lejano les caiga encima, el problema ha sido el desorden con que operan “los de arriba” en el negocio de vender la arena de la mina natural.
Pedro García, habitante del barrio que lleva el mismo nombre del coloso, dice que las maquinarias devoran solo la parte norte del cerro y no el otro extremo (sector de Nejapa), lo que podría provocar que en algún momento se desplome en dirección a la Carretera Nueva a León y la laguna de Asososca.
La amenaza no es nueva. Un par de años atrás ambientalistas advirtieron el peligro que hay en el sitio; sin embargo la empresa Arenas Nacionales SA, no ha desistido de la extracción aproximada de cinco mil metros cúbicos de arena al mes.
Los conductores de camiones que compran el material y lo revenden afuera de la arenera comparten que de las ocho de la mañana a las cuatro y media de la tarde se observan dos, a veces tres, tractores devorando el cerro desde su cúspide. Solo los domingos descansan.
ALCALDÍA DE MANAGUA NO DETIENE NI CONTROLA
De acuerdo con la jurisdicción, el cerro Motastepe es parte de Managua debido a que está ubicado entre el Distrito Dos y Tres. Es decir que la comuna capitalina es la autoridad.
Sin embargo la Dirección de Gestión Ambiental de Managua no ha hecho nada para controlar la extracción de arena, pese a estar habilitada.
Las autoridades de Ciudad Sandino, que también comparten el cerro, años atrás solo llegaron para reconocer el peligro en la zona, pero nada más.
Doña Maritza Bojorge, quien vive en el barrio Motastepe, dice que el cerro desaparecerá de dos maneras: por un derrumbe —que enterraría a todos los pobladores de la zona— o hasta que las maquinarias de Arenas Nacionales SA se lleven el último puñado de material.
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