¡Cómo hemos cambiado!

Wendy Álvarez Hidalgo

¿Hace una par de décadas se imaginó que desde su móvil podría consultar su cuenta bancaria, hacer transferencias de una cuenta a otra, o bien girar una orden de pago? O que sus productos los promocionaría a través de redes sociales y que con solo un clic tendría la posibilidad de conseguir a un potencial comprador; que sus reservaciones de viajes las haría online, sin necesidad de acudir a la oficina de una aerolínea; que participaría en conferencias comerciales y económicas dictadas desde Estados Unidos sin salir de Nicaragua; que la máquina de escribir la sustituiría por una computadora, que con el pasar del tiempo esta se adelgazaría más y más, pero más bien aumentando capacidad de almacenamiento de información clave para su empresa o negocio; que los productores de café obtendrían precios récord por sus cosechas en subastas electrónicas con compradores de Japón, Alemania, entre otros. O bien, que la universidad se transformaría en aulas virtuales, donde con solo reportar su asistencia vía internet puede obtener un título universitario.

Posiblemente esas transformaciones eran impensables hasta hace poco, pero eso ya es una realidad en Nicaragua, lo que confirma que pese al atraso económico y social del país —el más pobre de América Latina después de Haití— este no ha estado aislado de los cambios que las telecomunicaciones y la tecnología están haciendo en la economía mundial, particularmente en la forma de hacer negocios y la vida cotidiana.

Pero detrás de esas transformaciones, en Nicaragua hay un largo camino todavía por recorrer, un rezago que superar. La inversión en telecomunicaciones en la país desde 2007 ha ido creciendo, y ha pasado de 145.13 millones de dólares hace seis años a 160.28 millones en 2011, según cifras oficiales.

¿Ese crecimiento ha incidido al mismo ritmo a la economía?, ¿Qué se ha hecho para impulsar el uso de las Tecnologías de la Comunicación e Información (TIC´s)? Los expertos son escépticos en cuanto al nivel de impacto, y algunos se atreven a afirmar que a la inversión en telecomunicaciones en el país le hace falta una ingrediente imprescindible: humanizarla, es decir, avanzar más en la inclusión social para impactar con mayor fuerza en la economía. También optimizar su uso en los procesos productivos empresariales y económicos, porque por ejemplo, según el Consejo Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conimipyme), cerca del sesenta por ciento de las pequeñas y medianas empresas tienen acceso a internet, pero solo el diez por ciento promociona sus productos en la red.

Antonio García Zaballos, especialista líder en telecomunicaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), señala, citando datos de la consultora Mckinsey & Company, que “aquellas pequeñas y medianas empresas que hacen uso intensivo del internet mejoran en un diez por ciento, lo cual tiene un reflejo en las ventas y en el ahorro de costos. Es más, la consultora concluyó que aquellas pequeñas y medianas empresas que hicieron uso intensivo de internet en sus relaciones comerciales, crecieron dos veces más rápido que aquellas que no lo hicieron”.

Y pese a esos beneficios, mencionados por el experto del BID, las pequeñas y medianas empresas nicaragüenses continúan adoleciendo por los altos costos de producción y mercadeo.

El último Índice de Conectividad del Foro Económico Mundial —que mide el acceso a internet de la población en 144 países, ubica a Nicaragua en el puesto 125, algo que lamentan los empresarios, quienes admiten que “el camino por recorrer es largo” para llegar a los niveles de los países del primer mundo.

Fue en 1995 cuando se empezaron asentar las bases para que las telecomunicaciones penetraran la actividad económica y social del país. Entre 1995 y 1996, se impulsaron reformas para modernizar el marco legal de las telecomunicaciones, permitiéndose a la empresa privada incursionar a este esfuerzo con la llegada de este tipo de inversión.

Hjalmar Ruiz Tückler, experto y consultor en telecomunicaciones, dice que ese esfuerzo ha tenido sus frutos. “Hoy día tenemos redes relativamente modernas aún con oportunidad de expansión geográfica y de negocios y los montos de inversión extranjera directa en el sector bien superan los 1,000 millones de dólares (entre 1996 a la fecha), y en un mercado con un volumen global de operaciones de aproximadamente 1,200 millones de dólares anuales y las contribuciones tributarias de los principales operadores son relevantes”, apunta.

Para Roberto Sansón, gerente general de Claro Nicaragua, las telecomunicaciones en Nicaragua han mejorado el acceso a los servicios públicos y han favorecido al autoempleo y el emprendimiento. “Las comunidades que antes no tenían forma de comunicarse ahora cuentan con telefonía, internet y televisión, permitiendo que a través de las telecomunicaciones se logre una mejor educación y calidad de vida a medida que se inyecta mayor inversión en el desarrollo de infraestructura y crecimiento del Producto Interno Bruto de cada país”, enfatiza.

Recuerda que Claro, operaria de América Móvil, llega a las comunidades con al menos 1,000 habitantes. Sansón confirma las aseveraciones de Ruiz: “Las telecomunicaciones se han convertido en los pilares de la economía a nivel mundial y en Nicaragua no será la excepción, debido a que tributan millonarias cifras en impuestos e inversión”.

La empresa Telefónica Movistar, a través de su gerencia de Comunicación, valoró que las telecomunicaciones han venido a desarrollar mayor agilidad y eficiencia en los procesos y actividades que se presentan en todos los sectores económicos, “sobre todo en la productividad y reducción de costos”.

“Este avance tecnológico permite eliminar barreras de tiempo y espacio para poder establecer cualquier tipo de contacto, permitiendo crear un vínculo directo entre empresa o cliente, proveedor, vendedor o cualquier otro elemento de la cadena de valor mediante cualquier dispositivo móvil”, expresó vía correo electrónico.

FOMENTO A LA INNOVACIÓN

Pero el impacto de las telecomunicaciones no se mide solo por el acceso a la internet, ni por el número de personas con un celular (ocho de cada diez en el país), sino también la capacidad de generar innovaciones empresariales a partir de su uso. Ahora el microcrédito, por ejemplo, aterrizará en su teléfono móvil.

Auxiliados por una plataforma, dos microfinancieras empezarán a comunicar a sus clientes la aprobación de préstamos a través de mensajes de texto cortos por celular. O bien, recordarle que está apunto de caer en mora y debe presentarse a las oficinas. Y mejor aún, el cliente ya no tendrá que visitar las instalaciones de la microfinanciera para quejarse por el procedimiento erróneo de una operación financiera en su saldo, ahora su inconformidad la hará llegar vía mensaje de texto, que será recuperado por una central para luego dar respuesta a su demanda.

Guadalupe Martínez, secretaria ejecutiva del Consejo Nicaragüense de Ciencia y Tecnología (Conicyt), sostiene que mediante la innovación, impulsada por las telecomunicaciones, las pequeñas y medianas empresas que han apostado al cambio han logrado mejorar sus procesos productivos, el marketing y marcas.

“Ahora son muchas pymes que han informatizado sus registros contables”, afirma, y añade que algunas de estas han logrado elevar sus rendimientos productivos entre un 25 y treinta por ciento. Esto “con solo el hecho de comprar una computadora y establecer un sistema informático para registrar todos sus procesos administrativos y también incorporando en línea sus productos han llegado a los mercados internacionales”. Conicyt aplicó un estudio en una muestra de 1,000 pymes.

Juan Carlos Amador, gerente del Centro de Negocios y Asistencia a la Micro, Pequeña y Mediana Empresa Industrial (Cenami), apunta que pese a que hay avance en el uso de tecnología y telecomunicaciones, aún hay un rezago que sigue obstaculizando la productividad y la competitividad de las pequeñas y medianas empresas y muestra de ello es que el país no mejora en los índices de innovación a nivel regional.

Para Amador el problema es que las empresas carecen de financiamiento para investigaciones y transformaciones de sus servicios, es decir, no basta con solo tener acceso a las telecomunicaciones. Para eso, añade, se requiere de que la banca privada se una a ese esfuerzo.

UNIVERSIDADES TAMBIÉN

Las universidades también se están auxiliando de las telecomunicaciones para fomentar la innovación. En una de las frías oficinas de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) se incuba un proyecto que pretende dar un impulso a la inclusión social en cuanto al acceso a la salud. Marvin Arias Olivas es coordinador académico de la maestría en gestión de la Tecnología de la Información y la Comunicación de la UNI, y explica que desde hace algún tiempo trabajan en un proyecto que permita a través de un software llevar atención médica a comunidades empobrecidas de la costa caribe nicaragüense. La idea es instalar un centro de capacitación en una de las zonas rurales de la Región Autónoma Atlántico Sur y desde Managua o bien León un equipo de pediatras impartan charlas a sus pares en esas comunidades.

El catedrático e investigador recuerda que en algunas de las comunidades donde ya tienen seleccionadas no hay electricidad y por tanto se requiere primero instalar paneles solares. Para este proyecto se requieren 10,000 dólares, que todavía continúan esperando apoyo por parte de la empresa privada u organismos financieros internacionales.

De hecho, Antonio García Zaballos, especialista del BID, sostiene que para apostar a proyectos de ese tipo “exige avanzar de manera decidida con relación a conectividad a través de distintas tecnologías de acceso según las condiciones sociodemográficas y económicas; también debemos avanzar en la masificación de terminales, en la actualización de marcos reguladores que propicien una competencia efectiva y una asequibilidad tarifaria y finalmente en la alfabetización digital”.

FALTA BASTANTE

En ese sentido, Internet World Stats —portal especializado en el uso de la red a nivel mundial— señala que en Nicaragua “la mayoría de usuarios de internet se concentran en las grandes ciudades debido a que las zonas rurales y marginales carecen de acceso a la infraestructura de telecomunicaciones más básica”.

Y, aunque en los últimos años, los cibercafés han proliferado, añade, “estos también se limitan a los centros de población más grandes”. No es en vano que Nicaragua es el país más rezagado en el uso de la Tecnología de la Comunicación y la Información en Centroamérica, según el Foro Económico Mundial.

El experto del BID atribuye ese rezago no solo en Nicaragua, sino en Centroamérica, a la débil capacidad institucional para diseñar, implementar y supervisar medidas que propicien el uso y la adopción de la Tecnología de la Información y la Comunicación de forma sostenible.

Coincide con Ruiz en que los sistemas regulatorios se deben modernizar al ritmo en que evoluciona la tecnología y telecomunicaciones, para que el impacto de las telecomunicaciones sea más visible y llegue a mayor cantidad de la población.

Ruiz recuerda que tanto Costa Rica como Panamá llevaron a cabo recientemente procesos de modernización del sector de las telecomunicaciones y han obtenido muy buenos resultados.

Y aunque las telecomunicaciones han transformado la actividad económica, los expertos insisten en que se deben seguir mejorando las condiciones para que haya mayor inclusión social y mejor uso de estas.

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