Como un “un viaje al subterráneo dentro del ser” valoró el actor Mick Sarria la polémica puesta en escena El viaje, una versión sin parlamento de La divina comedia de Dante Alighieri, descubriendo así la degradación, violencia, y origen oscuro del ser interior.
Sarria advierte que esta interpretación no está basada literalmente en la obra de Dante, sino que “es un viaje a la condición humana, desde su apocalipsis en retorno al génesis, explorando asuntos subjetivos, emocionales y sicológicos”.
Esta pieza dramática y del absurdo fue presentada en el parqueo subterráneo del Teatro Nacional Rubén Darío ante actores y actrices del Festival Centroamericano de Teatro.
Y generó diversas reacciones, unas de aceptación y otras de rechazo ante las escenas fuertes expuestas por el grupo Lleca Teatro, caracterizado por sus actuaciones “poshumanas”.
El ser parte de esta obra lo llevó a tener “cierto estado de posesión del personaje (Adrus) sin llegar a perder la conciencia”, expresó Sarria. Otros de los personajes fueron los cancerberos, actuados por Sarahí Mendoza y Adela Sarria. El demonio por Marvin Corrales, y el poeta Virgilio por Carlos Bello.
En relación con el desnudo, dice que tomaron como referente el canto 25, de La comedia, donde se relata que al entrar al umbral del infierno iban desnudos. Al respecto dice que el desnudo que ponen en escena “no es porno o del espectáculo rojo, sino que es visto sin prejuicios”.
CONTROVERSIAS
Para la bailarina de danza contemporánea Gloria Bacon esta polémica puesta en escena es parecida más a un happening, por sus mezclas de expresiones y movimientos, y donde no se cuenta con un texto.
“Me parece buen uso del cuerpo y el espacio, es una búsqueda interesante y acertada plasticidad”, describió Bacón. En tanto la teatrista Evelyn Martínez prefirió levantarse de su silla y no presenciarla.
Para el actor Aníbal Almanza, su propuesta es válida y tiene relación con el teatro de la crueldad, donde su posición es “agredir visualmente al público, de forma sutil o directa”.
Cuestionó algunas escenas por no ser estéticas y tener cierta obscenidad; asimismo el uso del corazón de Jesús por el personaje del diablo al que consideró una “blasfemia” y no tener sentido artístico.
Ver en la versión impresa las páginas: 6 B