Wendy Álvarez Hidalgo
La roya afecta severamente a unas 79,000 manzanas de café de las 180,200 que existen, por lo que es urgente impulsar la renovación de estas áreas para aliviar el desempleo en el campo. La respuesta es apremiante, debido a que la calidad del consumo de alimento entre jornaleros y pequeños productores empieza a deteriorarse.
Estos son los principales hallazgos que recoge un estudio publicado ayer por varias cooperativas de productores y organizaciones no gubernamentales, entre estas Oxfam y Nitlapan, que cifran en 47 millones de dólares el fondo que se requiere para iniciar un plan de respuesta.
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Sinforiano Cáceres, presidente de Fenacoop, señala que acá lo importante no es si el productor está o no en capacidad de aportar entre uno y cuatro dólares por quintal para creación de un fondo común, sino que es necesario que se explique cómo se usará cada dólar y en qué acciones.
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Alfredo Ruiz, investigador de Nitlapan, dice que es “preocupante el impacto de la roya” en jornaleros y pequeños productores que han visto deteriorada su calidad de vida con relación a la que tenían previo al impacto de la roya y otras enfermedades.
El 56 por ciento de los salarios que los jornaleros (cortadores, por ejemplo) obtienen en las fincas, lo destinan para el gasto en alimentos del hogar y, ante la imposibilidad de conseguir un empleo en los cortes, se ven obligados a ajustar sus compras de alimentos, señala el estudio.
Ruiz dice que la roya ha dejado a unos 64,000 jornaleros sin trabajo, entre empleos permanentes y temporales. Y es que para la cosecha 2013-2014, dice que las pérdidas pueden alcanzar los 600,000 quintales.
Según datos de la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (Fideg), en 2012, el 61.3 por ciento de la población en la zona rural vive en pobreza general y otro 12.9 en pobreza extrema.
En el caso de los “pequeños productores de café, (estos) van a tener restricciones importantes para seguir invirtiendo en el manejo de la caficultura, lo que puede repercutir en el mediano plazo en la productividad y la profundización de nuevas enfermedades en las plantaciones”, afirma. El estudio se aplicó en las principales zonas productoras de café en el norte del país.
PANORAMA DESALENTADOR
El presidente de la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos de Nicaragua (UNAG), Álvaro Fiallos, admitió que la situación en los campos cafetaleros es desalentador y que varias manzanas han sido abandonadas porque si recogen la cosecha, la paga por quintal no cubriría los costos de producción.
Fiallos dice que no es solo la roya la que tiene abatidos a los cafetaleros, también hay otras enfermedades y el mal tiempo. “Hay un abandono de varios cafetales porque con el precio que hay a duras penas se cubren los costos de producción”, enfatiza.
Sinforiano Cáceres, presidente de la Federación Nacional de Cooperativas Agropecuarias y Agroindustriales (Fenacoop), admite que el ataque de la roya ha dejado resultados “desastrosos” y, si a corto plazo no se logra transformar al sector y su forma de producir los estragos, serán peor por el cambio climático continuará incidiendo.
“A medida que las temperaturas cambian, los brotes van a ser mayores y vamos a tener peores problemas”, alertó Cáceres.
Igual considera la gerente general de la Fundación para el Desarrollo Tecnológico Agropecuario y Forestal de Nicaragua (Funica), María Auxiliadora Briones, quien dijo que si no se logra llevar con urgencia tecnología, la crisis del sector puede prolongarse y eso sin duda impactará en la economía en el campo y a nivel nacional.
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