Gloria Picón, Eduardo Cruz
Los 63 diputados orteguistas y el diputado del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Wilfredo Navarro, aprobaron la reforma parcial a la Constitución Política de Nicaragua que le garantiza al presidente inconstitucional Daniel Ortega la continuidad en el poder, lo cual, para los opositores, que votaron en contra, es una puerta abierta a la violencia en Nicaragua.
El diputado Armando Herrera, de la Bancada Alianza Partido Liberal Independiente (BAPLI), fue uno de los 12 opositores en tomar la palabra y recordó que la reelección indefinida lo único que ha generado en el país ha sido guerra, dolor y luto. “No bastaron más de 50 mil muertos y hoy el orteguismo empuja al pueblo al abismo de la muerte con la contrarreforma constitucional. No puede pasar inadvertido que hay grupos armados en el Norte, porque han cerrado los causes normales a la democracia”, dijo Herrera.
Lacayo instó a los oficialistas para que recuperen el espíritu de unidad que caracterizó al gobierno de reconstrucción nacional y no se le dé vía libre a la reelección indefinida de Ortega, porque de lo contrario se estarían dando las razones suficientes de existir a grupos armados.
Por su parte, el diputado Pedro Joaquín Chamorro Barrios manifestó que las reformas no fueron pedidas por el pueblo, sino por quienes les aprieta el zapato y donde más apretaba el zapato era en el artículo 147, que prohíbe la reelección continua.
Chamorro Barrios también cuestionó el hecho de que en el preámbulo de la reforma se dijera que está “inspirada en Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, mi padre, yo quiero contradecir, porque si hubiera estado inspirado en Pedro Joaquín Chamorro se hubiera establecido la no reelección definitiva y no la reelección indefinida y con una mayoría relativa”.
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Los 24 diputados de la Bancada Alianza Partido Liberal Independiente (BAPLI) votaron en contra de las reformas y se retiraron luego de que 12 de ellos manifestaron sus puntos de vistas en el debate en lo general, mientras que el diputado liberal Jorge Castillo Quant y el diputado independiente Santiago Aburto votaron en contra de la reforma, tanto en lo general como en lo particular.
Durante el debate, el diputado Indalecio Rodríguez, de BAPLI, manifestó que la reforma en lugar de mejorar el marco jurídico de Nicaragua, lo violenta y le recordó al diputado Edwin Castro, jefe de la bancada sandinista, la gesta de su abuelo, su abuela, su padre que lucharon y acompañaron a Rigoberto López Pérez, que entregó su vida para interrumpir el proceso de continuismo y la consolidación de un estado fascista, que es el marco de referencia para la actual reforma. “No puedo traicionar a Edwin Castro Rodríguez, que en este momento estaría rechazando la reforma constitucional”, dijo Rodríguez.
MUTISMO ORTEGUISTA
De los diputados oficialistas ni uno solo tomó la palabra en el debate general, Castro lo hizo hasta que empezó la discusión artículo por artículo cuando los opositores habían abandonado el hemiciclo, manifestando que la reforma lo que hace es profundizar la democracia.
“La sangre del movimiento de 1956 reivindica el asesinato de Sandino por Somoza, es la sangre que hoy esta aquí con nosotros profundizando estas reformas constitucionales”, sostuvo Castro.
Para el diputado Víctor Hugo Tinoco (BAPLI), la reforma aprobada ayer por los oficialistas lo que hace es profundizar la división del pueblo y destruir la confianza en el voto, así como profundizar la desesperanza y desesperación en los sectores campesinos y urbanos, “empujándolos cada vez más a tomar el camino de la violencia armada”.
CONCENTRACIÓN Y PERPETUIDAD
Para el filósofo Alejandro Serrano Caldera lo aprobado en la Asamblea solo tiene dos objetivos principales: mayor concentración del poder en manos del presidente Daniel Ortega y asegurarle la mayor permanencia en el mismo.
Por su parte, el jurista Gabriel Álvarez aseguró que dichas reformas responden a que el presidente Ortega debía cumplirle al chino Wang Jing, el supuesto constructor del canal en Nicaragua, quien le había dado un plazo de 18 meses para cambiar la Carta Magna.
El diputado Enrique Sáenz coincide con la tesis de Álvarez al manifestar que el fin de las reformas de Ortega “son única y exclusivamente para consagrar dos lacras históricas: el entreguismo, porque eleva a rango constitucional la entrega del proyecto de canal a Wang Jing. Y la perpetuación en el ejercicio del poder”.
El diputado Eduardo Montealegre, coordinador del PLI, explicó que el voto en contra de la reforma es porque consideran que con ellas se está regresando a “esquemas militaristas del pasado que tanto daño han causado a Nicaragua; porque imponen ideología y religión y porque ponen en riesgo la libertad de pensamiento y siembran la semilla de la confrontación y los conflictos armados”.
Tinoco agregó que las reformas dificultan el clima de inversión en el país y continúan postergando la solución de los problemas económicos y sociales del país.
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