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Freddy Potoy Rosales

El “apartheid” de Daniel Ortega

Nelson Mandela, después de cumplir con su único periodo presidencial para el que fue electo y que ganó con toda transparencia en las elecciones de 1994, entregó el cargo para que se continuara recorriendo el sendero de la democracia en Sudáfrica. Y no solo eso, también se retiró de la política en 1999 para dar espacio a nuevos líderes políticos.

En sus funciones como presidente no cobró venganza, no mandó a las turbas enardecidas a atacar a quienes fueron sus verdugos, al contrario, pidió que sus armas fueran lanzadas al mar.

Siempre estuvo dispuesto al diálogo y a conseguir la paz y el desarrollo de su nación que tanto había sufrido por el poder de los racistas de la época. Mandela no reformó la Constitución de su país para redactarla a su medida y hacerse con el Estado-botín.

Luchó contra el apartheid. Este sistema consistía básicamente en la creación de lugares separados tanto habitacionales como de estudio o de recreo para los diferentes grupos raciales, en el poder exclusivo de los blancos para ejercer el voto y en la prohibición de matrimonios o incluso relaciones sexuales entre blancos y negros. Su propósito era conservar el poder para la minoría blanca, 21 por ciento de la población (en su época), que en otras condiciones habría perdido su posición de privilegio. Estuvo en vigor hasta los años noventa, siendo en 1992 la última vez en que solo votaron plenamente los blancos.

Madiba (llamado así afectuosamente en Sudáfrica) es reconocido como el “maestro del perdón”, incluso, por los tiranos que actualmente desgobiernan varios países, incluyendo al inconstitucional Daniel Ortega que ha impulsado a la fuerza su propio “apartheid” en Nicaragua al punto de imponer reformas constitucionales para perpetuarse en el poder junto a su camarilla.

Fue más que un gran líder de su país. Fue una de las grandes enseñanzas de la historia, alguien que predicó con su ejemplo, dijo el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Kin Moon, ayer durante su intervención en los servicios religiosos en memoria del expresidente sudafricano, según reportaron las agencias de noticias y la televisión internacional.

El secretario general de la ONU destacó la capacidad de perdonar de Mandela y su lucha por la “libertad, la igualdad, la democracia y la justicia”. “Era enemigo de la injusticia, no de las personas. Odiaba el odio, no a la gente. Mostró un gran poder para perdonar”, indicó Ban Ki-moon, en la tribuna de oradores, mientras la lluvia no cesaba en Johannesburgo.

En Nicaragua, por el contrario, en la libreta de Ortega no existe que debe predicar con el ejemplo, para nada. Más bien agrede a quienes desean una verdadera libertad, igualdad, democracia, justicia y respeto a los derechos humanos. Valores por los que luchó Mandela.

Ortega sí parece odiar a la gente cuando lanza a sus turbas delincuenciales a atacar a quienes protesten contra su régimen tiránico. Asimismo, su forma de actuar y su sistema despótico que ha creado en los distintos poderes del Estado, reflejan que ama a la injusticia y a la corrupción. En Nicaragua, el régimen de Ortega y sus servidores hace todo porque en las elecciones nacionales, regionales y municipales se ejecuten todo tipo de fraudes para que su partido, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se mantenga en el poder.

Sin embargo, los tiranos deben estar claros que tarde o temprano los sistemas que ellos mismos crean, terminan destruyéndolos, por eso, las esperanzas por reconducir a Nicaragua por la democracia y el desarrollo no se deben perder. En el país el tirano aplica castigos económicos, laborales, políticos, sociales, culturales y hasta receta cárcel a quienes osan cuestionar sus políticas desacertadas o su sectarismo. El “apartheid” de Ortega tiene sus variantes de acuerdo a las circunstancias que vive el mundo.

Ahora, con la reforma a la Constitución aprobada con 64 votos a favor, 26 en contra y cero abstención, se espera que el régimen someta más a los nicaragüenses. Los votos a favor fueron de los 63 diputados orteguistas y el voto favorable del diputado del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Wilfredo Navarro Moreira. Durante el debate, los diputados opositores expresaron su rechazo a la reforma que impulsa Ortega.

En medio de todo esto, los dirigentes opositores nicaragüenses también deben entender que así como Mandela dio paso a otras figuras en su partido, ellos tienen que buscar a ese candidato que una al país y le dé tranquilidad al país dado que ellos ya no son creíbles para la población.

COMENTARIOS

  1. Andrew Herrera-Meza
    Hace 10 años

    Clase verdades que escribe el dia de hoy señor Potoy, al que le chime la albarda que rebuzne, me gustan sus articulos. pura verdades, gracias

  2. el que lo omite
    Hace 10 años

    Un artículo sencillo pero con una veracidad contra la cual nadie podría contra argumentar por ningún lado, no hay forma. Nuestro presidente podría pasar horas hablando de las cualidades democráticas, de libertad, de lucha, de sacrificio, de amor por su pueblo, de ejemplo, etc. del señor Mandela. Pero, imitarlo, eso nunca. No se le pasa por su mente.

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