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La realidad y su tozudez

Danilo Arbilla

La realidad es tozuda. Y la economía aún mucho más testaruda. No se pueden ignorar dándoles vuelta la cara o no nombrándolas o citándolas mal o rebautizándolas. Muchos menos se las puede modificar o dominar por decreto. Pero igual se insiste.

Hace más de un lustro José Luis Rodríguez Zapatero, cuando la crisis despuntaba y cuando los alemanes se apresuraban a consensuar entre ellos para frenar salarios y precios, él se negaba siquiera a citarla. Esa palabra no existía; no para España y por lo tanto no había de qué preocuparse. Lo que realmente ocurrió, hoy lo sabe todo el mundo y lo sufren los españoles.

En Argentina, y en estos días, Jorge Capitanich, flamante jefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner, no pronuncia la palabra inflación; habla de variación de precios y para medirla el kirchnerismo tiene su propio termómetro: el INDEC. Según este, —en el cual ya nadie cree; hasta el FMI ha exigido cambiar “ese sistema”—, la “variación” en el 2013 no llegará al 13 por ciento. Mientras tanto institutos privados que se ocupan en serio de estas mediciones sitúan la inflación para este año en no menos del 27 por ciento, y puede llegar al 30.

¿Y la realidad que dice? Que los gremios, por ejemplo, no aceptan aumentos menores al 25 por ciento.

Pero hay respuestas peores: en la última semana prácticamente todas las provincias (estados) fueron asoladas por el saqueo de comercios y la violencia. (Hubo por lo menos 12 muertos y centenas de heridos). Todo ello fue ambientado por huelgas de policías que reclaman una mejora en sus ingresos y que cansados de negociar y que le manejen números inventados, se “acuartelaron” y dejaron vía libre al caos. El Gran Buenos Aires se salvó porque rápidamente les prometieron mejoras equivalentes al 100 por ciento.

Y no se trata de acciones derivadas de necesidades que “generan los diciembres y sus fiestas tradicionales”, como en algunos casos, incluso en cierta forma hasta la propia presidenta Fernández, se quisieron explicar, muy frívolamente, los saqueos a comercios.

Es muy simple: los índices “voluntarios” y la congelación de precios de productos básicos —ahora el nuevo equipo económico anuncia una lista de 120 “aprisionados”— sirven solo por un ratito. Ya se había aplicado una congelación para 500 productos que fracasó. En todo caso se congelan precios remarcados con premura. Son medidas de patas cortas, no van muy lejos. La realidad es tozuda y la gente reacciona.

En Argentina hay cambios múltiples y variadas cotizaciones para el dólar: una para los productos del agro que se exportan, otra la oficial, está el tipo “turista”, que pueden ser más de una, para los que viajan o compran con tarjeta en el exterior y la del mercado negro, al cual llaman blue (cuestión de palabras). Entre la cotización que castiga a los productores del agro (4 pesos por dólar) y la del “blue” (9.50) existe una soberbia brecha. Y como los hechos son porfiados esto se refleja en una fuerte y continua caída de las reservas internacionales —las estimaciones para dentro de una año son alarmantes si no hay cambios reales— y una casi inexistente inversión extranjera; la menor por lejos en el continente.

Y esto pasa cuando los argentinos conmemoran también en estos días treinta años de democracia. Los disturbios y saqueos han quitado brillo a los festejos y credibilidad al discurso oficial de la presidenta, la que al tiempo de hablar de democracia, reiteraba sus críticas y ataques a los periodistas y la prensa independiente, a la que, por supuesto, le atribuyó las mayores responsabilidades en los insucesos.

A Cristina de Kirchner no le cabe aquello de que no se puede hablar de democracia si no hay libertad de prensa. Públicamente y en los hechos, no lo admite y si íntimamente lo admite, no lo soporta.

¿Será que sigue creyendo que todo es cuestión de palabras, no más? El autor es periodista uruguayo, expresidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Opinión realidad tozudez archivo

COMENTARIOS

  1. Denso
    Hace 10 años

    Buen articulo Mr Arbilla,La Sra Cristina es como la describio Mujica,”terca la vieja esta,es peor que el tuerto”,es una persona autoritaria con madera de dictador recalcitrante,son como los caballos desbocados,ni el abismo los detiene,se van hasta el fondo del desfiladero pero no admiten jamas que estan equivocados,lo malo es que se llevan en el saco hasta los que no estan de acuerdo con sus terquedades,cuanta razon tenia Mujica cuando se expreso de esa manera,aun me estoy riendo

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