Ramón Villarreal Bello
Rivas sigue estremecido por la violencia. Este 24 de diciembre, los hermanos Benjamín Enrique y Juan José Zúniga Bonilla, de 28 y 26 años respectivamente, fueron encontrados sin vida, con señales de tortura y sus manos las tenían atadas por la espalda.
En principio se rumoró que ambos tenían disparos en la cabeza, pero esto no fue confirmado por la Policía. Los muchachos fueron encontrados en un guindo de una finca de la comunidad fronteriza de Tirurí, Cárdenas.
La finca donde estaban los dos fallecidos pertenece a Ramón Ernesto Ulloa Sánchez, procesado en Rivas junto a otros 20 detenidos de la denominada operación Puma, realizada el 14 de noviembre.
Mientras en la comunidad El Teocintal, municipio de El Cuá, Jinotega, el guarda de seguridad de la hacienda La Esperanza, Oscar Danilo Zambrana González, mató a un joven de 25 años que realizaba alteraciones en el lugar, donde había pedido trabajo para cortar café.
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Dominga Bonilla de 55 años, comentó que sus dos hijos habían salido a las 4:00 a.m. del miércoles 18 de diciembre a realizar labores de cultivo de frijoles en el lado fronterizo con Costa Rica y tenían que pasar trayendo a otro compañero identificado como Giovanni, pero se alarmaron al darse cuenta que nunca pasaron.
ROGARON A EJÉRCITO
Doña Dominga habita junto a su esposo Fidel Alejandro Zúniga en la comunidad El Limonal, municipio de Buenos Aires, y aseguró que desde el 18 de diciembre que su nuera Silvia Elena Ruiz, la llamó para avisarle que sus hijos no aparecían, ella se fue a Tirurí a rogar a los oficiales del Ejército que lo buscaran por la finca de Ramón Ernesto Ulloa Sánchez, antes que ellos lo mataran.
“Yo les rogué a los soldados del Ejército, me les arrodillé, les lloré para que me ayudaran a buscar a mis hijos antes que los mataran, pero no me hicieron caso, solo me pidieron mi nombre, número de cédula, fecha de nacimiento de mis padres y no hicieron nada para ayudarme”, dijo entre llantos doña Dominga.
Los cuerpos fueron encontrados cuando eran devorados por las aves de rapiña, ya no tenían las vísceras, y parte del cráneo estaba picoteado por los cuervos. Fueron trasladados directamente al cementerio de Buenos Aires.
Comentó que Benjamín Enrique tenía 12 años de habitar en Tirurí, con su esposa y tres hijos, mientras que Juan José apenas tenía dos meses de haberse ido.
Doña Dominga considera que el autor del crimen es un familiar del dueño de la finca donde fueron encontrados los cuerpos, pues Benjamín había tenido una discusión por un galón de leche y el familiar de Ramón Ernesto, lo amenazó de muerte.
Sobre este caso el comisionado mayor Fernando Borge, vocero de la Policía, dijo que han dispuesto un equipo técnico de investigación para aclarar el móvil de estos crímenes.
“Vamos a tomar el tiempo necesario para poder aclarar y dar con los presuntos autores. Por el momento preferimos no dar detalles para no afectar las investigaciones y esperar resultados de las mismas”, dijo Borge.
Aseguró que las investigaciones son apoyadas por diferentes especialidades nacionales.
(Con la colaboración de Martha Vásquez, José Garth y Félix Rivera).
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