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A toda prisa

El piloto alemán Michael Schumacher, quien se encuentra en un estado crítico tras un grave accidente de esquí, conocido en los circuitos como el “Barón Rojo”, fue durante mucho tiempo el patrón incontestable de la Fórmula 1, quien dominó con su agresividad y arrogancia.

El piloto alemán Michael Schumacher, quien se encuentra en un estado crítico tras un grave accidente de esquí, conocido en los circuitos como el “Barón Rojo”, fue durante mucho tiempo el patrón incontestable de la Fórmula 1, quien dominó con su agresividad y arrogancia.

Tras retirarse definitivamente de los circuitos en noviembre de 2012, a los mandos de un Mercedes, con un séptimo puesto en el Gran Premio de Sao Paulo (Brasil), el 308º de su carrera, “Schumi” valoró durante un tiempo iniciar una nueva carrera… en el mundo del rodeo.

Al margen de la broma del rodeo, Schumacher continuó ligado a la Fórmula 1 con un puesto relacionado con la seguridad en Mercedes, la marca de Stuttgart, con la que firmó un contrato “de larga duración”, un puesto sorprendente para un hombre que nunca supo hacer las cosas al ralentí. El amor por la velocidad y el riesgo que marcaron su carrera estuvieron también presentes en el accidente que sufrió el domingo cuando practicaba esquí fuera de pistas en la estación de Meribel, en los Alpes franceses, junto con su hijo de 14 años.

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Las posibilidades estadísticas de una muerte precoz tras sufrir un traumatismo craneal severo como el del alemán Michael Schumacher son de entre el 40 y el 45 por ciento, según el jefe del servicio de anestesia y reanimación del hospital de Grenoble, donde está ingresado en coma artificial el expiloto.

“Pero hay pacientes que salen”, declaró a la emisora RMC el doctor Jean-Franois Payen.

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PRIMER TÍTULO

En 2009, en España, Schumacher ya había sufrido un grave accidente de moto que le provocó heridas en una vértebra y en el cráneo. El alemán lo hacía todo a gran velocidad: campeón más laureado de la historia de la Fórmula 1, con siete coronas contra cinco para el argentino Juan Manuel Fangio, “Schum” sumó 91 victorias en la disciplina, 69 “poles positions” y 77 vueltas más rápidas en carrera.

Unos números que le permitieron durante mucho tiempo aplastar a sus competidores, a los que también humillaba con su arrogancia.

Simbólicamente, Schumacher logró su primer título tras una colisión con Damon Hill, su rival británico, en el último Gran Premio de la temporada 1994, en Adelaida (Australia).

Casado y padre de dos hijos (un varón y una mujer). Schumacher fue durante mucho tiempo un campeón frío, un piloto tan agresivo como calculador.

Tras dos primeros títulos con Benetton (1994 y 1995), el alemán fichó por Ferrari, con la que, tras cuatro años de rodaje, ganó otros cinco cetros mundiales de manera consecutiva, de 2000 a 2004.

Es el periodo triunfal, en el que el “Barón Rojo” formaba parte de un equipo de ensueño, con Ross Brown como director técnico de la Scuderia y Jean Todt como gran jefe de Ferrari.

Un joven español, Fernando Alonso, acabó con aquel dominio avasallador y “Schumi” tuvo que contentarse con acabar 3º del campeonato en 2005 y 2º en 2006.

Tras esa temporada, el alemán anunció su retirada, asegurando que sus “baterías están vacías”, pero lo que realmente no podía soportar era el fracaso a no vencer.

La humildad en Mercedes

Pero añoraba el rugido de los motores y en 2010 anunció su regreso a la Fórmula 1, esta vez con los colores de Mercedes, por petición de Ross Brown, a los mandos entonces de la escudería alemana.

Pero en tres años con Mercedes, “Shumi” no cumplió su sueño de una 92ª victoria en la disciplina.

En otoño de 2012 recibe la invitación a marcharse, después de que su equipo anuncie la contratación del británico Lewis Hamilton, campeón del mundo en 2008.

“Perder es a la vez más difícil y más instructivo que ganar”, declaró entonces el heptacampeón, en una sorprendente muestra de humildad, común en su etapa en Mercedes.

Nacido en Hürt, en las afueras de Colonia el 3 de enero de 1969, este hijo de albañil y cantinera guardó mucha más discreción tras su segunda retirada.

Fijó su residencia en Suiza, por cuestiones fiscales, pero dejó de ocupar las portadas de los diarios.

Solo dio que hablar en junio pasado, cuando prometió medio millón de euros a las víctimas de las históricas inundaciones en Alemania. En 2004 ya había donado 7.5 millones de euros para las víctimas del tsunami de Indonesia.

Amante de los karts a pedales desde su infancia, Schumacher amaba la velocidad. Con cuatro años, su padre equipó un bólido con un motor de ciclomotor, que inmediatamente destruyó estampándolo contra una farola.

Deportes Fórmula 1 Michael Schumacher archivo

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