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El ranking perverso

En los conclusivos para 2013 de las investigaciones de catástrofes industriales del Chemical Safety Board de Estados Unidos, existe un top ranking de las causas generadoras. A estas situaciones me resisto llamarles “accidentes”, ya que sus orígenes fueron absolutamente prevenibles, de haberse observado y cumplido las respectivas medidas de seguridad operacional.

Carlos R. Flores (*)

En los conclusivos para 2013 de las investigaciones de catástrofes industriales del Chemical Safety Board de Estados Unidos, existe un top ranking de las causas generadoras. A estas situaciones me resisto llamarles “accidentes”, ya que sus orígenes fueron absolutamente prevenibles, de haberse observado y cumplido las respectivas medidas de seguridad operacional.

Elaboraré un poco sobre ellas para identificar si en las empresas nicaragüenses tenemos este tipo de precursores y tomar a lo inmediato acciones correctivas.

1. Cumplimiento superficial de las normativas de Seguridad. Algunas gerencias no terminan de entender que las regulaciones establecidas en las normativas de Seguridad Operacional, son requisitos mínimos, los cuales tienen que expandirse en su aplicación transversal.

Ciertas organizaciones establecen apenas un cumplimiento “light”, basado mayoritariamente en señales, rotulaciones o equipos de protección personal, que aunque útiles, son simplemente elementos básicos, no suficientes, como sí deben serlo también los procedimientos operacionales estándar, inspecciones, así como las conductas que deben ser modeladas continuamente por las mismas gerencias. Algunas medidas están orientadas superficialmente solo para evitar multas, pero no para prevenir percances operacionales. Es fácil adoptar disposiciones elementales, lo difícil es que los comportamientos seguros sean adoptados por todo el personal mediante una evangelización consciente de las altas gerencias.

2. Supervisores trabajando en reportes y “papelística” organizacional: esta es una práctica que degrada la efectiva supervisión, cuando existe un exceso de requerimientos administrativos sin valor agregado, consumiendo tiempo valioso que podría ser mejor invertido en inspecciones, verificaciones y dirección de trabajos de campo. Frecuentemente, la persona supervisora ignora el nivel de seguridad con el que se están ejecutando los trabajos en el campo, debido a que está sentado frente a una computadora elaborando inocuos reportes; no visita el campo, no orienta, no mide, no asegura, no modela, y por ende, ocurren las tragedias laborales.

3. Recortes a partidas presupuestarias de mantenimiento crítico: En ciertos casos existe un oprobioso trabajo de “maquillaje” de los estados financieros, se toman como “ahorros” la omisión de las partidas de mantenimiento crítico, como si tal fuesen prescindibles. Se reportan optimizaciones con malabares numéricos, sin tomar en cuenta la confiabilidad mecánica-operativa de la maquinaria y equipos, mucho menos el Mantenimiento Predictivo de los mismos.

4. Ausencia de capacitación de calidad: Este es otro campo en donde a veces se reportan economías ficticias —argumentaciones vaporosas— que no son más que detrimentos legítimos en el conocimiento y capacidad técnica del personal y la matriz de experiencia colectiva. Omitir las capacitaciones requeridas para el puesto —específicamente aquellas relacionadas con la Seguridad Operacional— es jugar a una ruleta rusa, pero con dos pistolas.

5. Corta memoria organizacional: cuando se repiten los mismos percances sin que se tomen medidas efectivas, es indicativo que hay, o poca memoria, o ausencia de voluntad de aprendizaje; el no hacer nada —conscientemente— es también una torpe decisión. Estas situaciones, al repetirse, conforman lógicamente un patrón predecible de resultados, con consecuencias insospechadas. Lo bueno es, como dicen, que las lágrimas son las madres de las virtudes.

(*) Consultor en Seguridad Industrial.

www.noalosaccidentes.wordpress.com

[email protected]

Economía empresas seguridad archivo

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