Rezaye Álvarez M.
Estos paquetes fueron comprados con los 11, 083 córdobas que se recaudaron por el pago de la entrada a la pasarela “Raíces” que organizó la diseñadora con este propósito.
Lacayo aseguró que espera poder seguir apoyando la causa de Misión Bosawas y ver qué estrategias se pueden ejecutar para mejorar la situación de la reserva y los indígenas que la habitan.
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La cara de la naturaleza ha cambiado. En Bosawas, el avance de la frontera agrícola no solo está destruyendo los ecosistemas, también está llevando a los mayangnas a elevar sus voces para defender sus territorios.
Para el líder mayangna, Alberto López, “los colonos llegan del centro del país, de Río Blanco, Mulukukú y Siuna, sentimos una gran ola que nos va cubriendo por todo el territorio, nosotros no tenemos por qué negociar, la Ley 445 (Ley de territorios indígenas y propiedad comunal) habla de esto”.
López aseguró que los indígenas jóvenes “esperan un permiso para entrar a hacer la justicia con sus propias manos”, porque “la juventud está dispuesta a dar su vida, aquí hablamos de frenar (la invasión) a través de las leyes, pero nuestra conclusión será a través de la sangre”.
Sobre el trabajo del Batallón Ecológico (Beco) del Ejército de Nicaragua, López afirmó que a pesar de tener presencia en su territorio, “no están haciendo nada, porque los colonos entran por montañas y ahora nuestras tierras se están convirtiendo en tierras de ganadería”.
Una opinión similar compartió Francisco Solano González, del territorio Mayangna Sauni Bu, quien expresó que la actual situación en Bosawas “es un gran dolor”.
Sin embargo, Solano González justificó al Beco, alegando que este tiene “limitaciones” y explicó que al inicio del proyecto en 2012, “habían dos o tres puestos sobre el Río Bocay y ahora no hay ni uno, el único está en Ayapal, que es zona de amortiguamiento, cuando deberían estar en la zona límite con el núcleo”.
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