Nunca creí que el beisbol de Cuba fuera tan espectacular como se mostraba en eventos internacionales antes, y tampoco creo que sea discreto como podría ser percibido por ciertos tramos en su gira a la Serie del Caribe.
Cuba tiene su nivel. Tiene talento. Donde creo que está atrasado, es en el desarrollo de sus jugadores desde el punto de vista técnico. Es decir, ahí está la materia prima, pero requiere pulimento y más roce con los profesionales.
Pero siempre se supo que sus rivales en los equipos de EE. UU. eran universitarios. Los equipos de Dominicana, Venezuela, México y Puerto Rico, eran armados con jugadores que no daban la talla para el salto al beisbol rentado.
Además, las deserciones de cubanos no eran frecuentes como ahora. Así que eso permitía a Cuba armar poderosos planteles e imponer un dominio exagerado sobre sus rivales “desangrados” por el profesionalismo.
Pero tumbar el muro que separaba a profesionales de amateurs, causó cambios en la correlación de fuerzas. Y en ese contexto, Cuba quedó en desventaja porque cada país podía al fin ir con sus mejores elementos.
¿Qué se puede hacer? Cuba tiene que “flexibilizar” su posición, como ya comenzó a hacerlo. Seguir en la Serie del Caribe y establecer vínculos con Venezuela o México para capacitar y modernizar a sus entrenadores.
Digo esto, a lo inmediato, porque a futuro, se trata de buscarle la vuelta para negociar a sus mejores jugadores, lo que representará un ingreso al país y de paso un salto en el nivel de juego.
E ir al Clásico con todo los cubanos que desean estar en el equipo Cuba, sin importar de qué lado de la isla estén.
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