Gloria Picón Duarte
“Pretensión de perpetuación en el poder, concentración de poder, pretensiones de dinastía familiar”, son viejos fantasmas que se creían enterrados en Nicaragua pero que han resucitado con las reformas a la Constitución que entraron en vigencia este 10 de febrero, afirma el diputado renovador sandinista Enrique Sáenz.
Desde el oficialismo, la reforma es vista como “restitución de derechos” y destacan la constitucionalización del 50/50 para elección de diputados y diputadas, alcaldes y alcaldesas y para concejales. además de incluir los límites marítimos en el Caribe y de la reelección presidencial dicen que era asunto juzgado por la Corte Suprema de Justicia.
El diputado Alberto Lacayo, miembro de la Bancada Alianza Partido Liberal Independiente (Bapli), se está volviendo al pasado, “es una reedición de la historia, de lo que ya vivimos, por lo que murieron miles de hombres y mujeres”.
Para Sáenz, aún cuando el presidente inconstitucional Daniel Ortega irrespetó la Constitución en reiteradas ocasiones, los nicaragüenses podían decir que teníamos Constitución, pero “ahora lo que hay es norma viciada que Ortega ha construido como instrumento de opresión”.
PUBLICAN CÓDIGO MILITAR
Ayer también fue publicado, en La Gaceta diario oficial, la reforma al Código de Organización, Jurisdicción y Previsión Social Militar, del cual se eliminó la prohibición que tenía el jefe del Ejército para reelegirse, y además, se subordina directamente al presidente, anulando de esta manera las funciones del Ministerio de Defensa.
A criterio de Sáenz, al primero que hay que demandar por la destrucción de la institucionalidad es al Ejército de Nicaragua, ya que además de que se han invertido millones de dólares en su profesionalización, también se pusieron las esperanzas de tener por primera vez un Ejército Nacional. “No solo millones se invirtieron, también se invirtió sangre”, recalca el parlamentario.
Para Sáenz, el Ejército, que venía ganándose la confianza del pueblo después de una confrontación bélica, para ser factor de cohesión, está retrocediendo y convirtiéndose en lo que han sido las fuerzas armadas durante la historia en nuestro país: “Brazos armados del grupo en el poder”.
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