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El policía de seguridad

Uno de los indicadores de un ambiente de seguridad enfermo es cuando existe un policía de Seguridad. Esto es cuando existe temor en la represión de las personas que están al cargo de una supervisión de Seguridad dentro de la empresa.

Carlos R. Flores (*)

Uno de los indicadores de un ambiente de seguridad enfermo es cuando existe un policía de Seguridad. Esto es cuando existe temor en la represión de las personas que están al cargo de una supervisión de Seguridad dentro de la empresa.

Se llamaba Augusto. Un día que él pasaba por una de las rutas de tránsito hacia la planta, vio que en una de las oficinas administrativas se encontraban dos operarios realizando tareas de pintura en las paredes exteriores de estas.

Aunque estaban en la zona de acceso del personal, en donde la puerta de entrada se abría y cerraba en forma casi continua, este se puso a pegar gritos y a amonestar a los pintores, que en dónde estaba el permiso de trabajo para espacio confinado, puesto que los vapores de la pintura eran tóxicos y que no era posible que estuvieran trabajando de esa manera.

Ejerciendo una de las potestades más significativas de la organización, en la cual —cualquier persona puede detener un trabajo si está siendo realizado sin seguridad— con gritos procedió a detener dicha actividad, conminando a los contratistas que lo siguieran hacia dentro de la planta.

No más se dio esta última situación para que el propio empresario contratista declinara de seguir trabajando dentro de la empresa, debido a lo que él argumentaba que todo era muy difícil de cumplir, todo era un pecado, todo era complejo y que por más esfuerzos, nunca se podía cumplir con la seguridad.

El contratista no dejaba de tener razón. Los operarios expulsados andaban su equipo de protección personal completo, la pintura que utilizaban era de agua, tenían ventilación permanente, utilizaban el EPP básico, y era una sandez solicitar un permiso de trabajo de esa naturaleza para una actividad en interiores.

Los permisos de trabajo se aplicaban a tareas de mediano y alto riesgo, no para una actividad que no entrañaba ningún tipo de situación eventual, máxime que ellos habían recibido capacitación adecuada y tenían experiencia en esos trabajos.

La actuación de energúmeno de Augusto, como el policía de Seguridad, es la culminación de un enfoque fallido de gestión operacional que solamente desacredita este valor corporativo. La ignorancia y falta de conocimiento —que son dos cosas distintas en la administración de Seguridad— no permitía que las personas entendieran los requerimientos, sino que todo lo que tenía que ver con su actuación a la hora de realizar un trabajo causaba tensión y frustración, porque de alguna manera se argumentaba que no se cumplían los requerimientos establecidos.

Hay extremos mucho más complejos de este síndrome, cuando existe un celo profesional que lo que busca es desacreditar a otros por su supuesta falta de conocimiento de Seguridad, y por otro lado, buscar destacarse como promotores de un valor corporativo, que en la creencia de promoverlo, más bien lo satanizan; significando con esto que a la gente se le hacía odiosa su monitoreo y cumplimiento, generando anticuerpos, resistencia y rechazo para quienes decían que estaban encargados de su salvaguarda.

(*) Consultor en Seguridad Industrial.

www.noalosaccidentes.wordpress.com

[email protected]

Economía empresas seguridad archivo

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