En los círculos democráticos nicaragüenses, políticos y de la sociedad civil, han sonado las alarmas por la impactante información de que Rusia está negociando con el Gobierno de Nicaragua la instalación de una base militar de esa gran potencia en el territorio nacional.
Esta noticia no se ha derivado de una especulación de alguien interesado en hacer ruido político. Viene de una declaración personal del ministro de Defensa de la Federación de Rusia, general Serguei Shoigu, difundida por las agencias de prensa rusas RIA Novosti e Interfax. “Estamos planificando expandir nuestra presencia (militar). En este momento estamos trabajando con las Islas Seychelles, Singapur, Nicaragua y Venezuela”, reveló el ministro ruso de Defensa en una conferencia de prensa ofrecida en Moscú, según citaron textualmente sus palabras las mencionadas agencias rusas de información.
Se entiende perfectamente que Rusia quiera expandirse militarmente en el mundo. Son notorios los apetitos expansivos y las ínfulas imperialistas del gobierno de Vladimir Putin, mientras que Estados Unidos con el presidente Obama deja que Rusia y China avancen tranquilamente en el hemisferio occidental. Pues al parecer es cierto lo que ha escrito el columnista del The New York Times, Thomas Friedman, acerca de que el gobierno estadounidense se guía por el criterio de que a veces la mejor política exterior es sentarse y esperar.
En la actualidad Rusia solo tiene una instalación militar en el extranjero, la base naval de Tarsis, en Siria, cuya importancia estratégica es la razón principal por la cual Putin apoya de manera total e incondicional a la dictadura genocida de Bashar al Asad.
Durante el primer mandato de Putin, por la crisis financiera Rusia cerró en 2001 la base militar que tenía en Vietnam. En ese mismo año también clausuró una base de espionaje mediante escuchas, que tenía en Cuba desde los tiempos del imperio soviético, lo cual fue considerado como un gesto de buena voluntad del gobierno ruso para mejorar las relaciones con Estados Unidos.
Pero 11 años después, en julio de 2012 el comandante en jefe de la Armada rusa, vicealmirante Víctor Chirkov, reveló a la agencia de prensa RIA Novosti que estaban “trabajando para que las fuerzas navales de Rusia tengan bases fuera de las fronteras de la Federación Rusa”. Y ahora, el ministro de Defensa de Rusia ha asegurado que están negociando con gobiernos de diversos países, entre ellos Nicaragua, con el objetivo de establecer bases militares y sitios de aprovisionamiento para bombarderos supersónicos estratégicos de largo alcance, como los dos que acompañaron a una delegación militar rusa encabezada por el general Nicolay Patrushev, que visitó el país al final de octubre del año pasado.
La Constitución de Nicaragua prohíbe el establecimiento de bases militares extranjeras en el territorio nacional. Pero eso no sería un impedimento para Daniel Ortega, como no lo fue la prohibición de la reelección presidencial. Además, sus magistrados de la Corte Suprema de Justicia están prestos a interpretar la Constitución de la manera más absurda y arbitraria que sea, para justificar cualquier despropósito de Ortega.
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