Carlos R. Flores (*)
En las empresas de alta confiabilidad operacional, típicamente las que manejan hidrocarburos, generación de energía, o bien, procesos industriales complejos y con posibilidad de eventos mayores, tendrán que plantearse seriamente la adopción de este estándar internacional, para estar preparados integralmente en la prevención de situaciones cuyos eventuales costos totales son cada vez más caros.
La seguridad operacional al fin dejó de ser para algunos solamente un costo económico solventable, y pasó a convertirse en pocos años —con el advenimiento de legislaciones internacionales cada vez más estrictas y punitivas— en un concepto de continua vigilancia, no solamente por el tiempo y costo que puede causar la ocurrencia de un percance operacional, sino por las implicaciones éticas que puede llevar a una organización no solamente a su quiebra económica, sino a una total bancarrota moral, ya que la buena imagen pública es un activo intangible que debe ser gerenciado adecuadamente.
Estas normas internacionales de gestión específica para la Seguridad Operacional son verdaderamente una plataforma, que de ser adoptada seria y disciplinadamente, proporcionará estructura, consistencia, seguimiento y mejora a los tópicos fundamentales de gestión operacional, para minimizar el número de percances que pueden terminar en lesiones de cualquier severidad, incluyendo una fatalidad.
OHSAS 18001 provee un marco de trabajo que de ser administrado en forma efectiva, dotará a la organización de una mayor confiabilidad operativa a través de un menor tiempo perdido por tiempo muerto operacional, al lograr procesos mejor balanceados por medio de la identificación de causas raíces que originan la ocurrencia y recurrencia de los mal llamados “accidentes” que no son más que la expresión de la ausencia de un gerenciamiento efectivo de los sistemas gerenciales, impactando el resultado final básico de una empresa, que es la generación de utilidades.
Además, esta norma proporciona un proceso sistemático y adecuado para el cumplimiento regulatorio de nuestra legislación de Seguridad Operacional (Ley 618 y conexas, incluyendo NTON, entre otras) así como las mejores prácticas operacionales internacionales aplicables al proceso productivo específico, lo cual demuestra un compromiso vivencial con los estándares legales y éticos que deben regir todo negocio que se auto-respete.
El reto es fundamental, ya que en las empresas con procesos productivos complejos, y que tengan ya implementados los sistemas de gestión de la calidad y ambiental ISO 9001/14001, seguramente experimentan una necesidad de un sistema específico complementario para la gestión de Seguridad como OHSAS 18001, y no un híbrido tipo “Lego” que requiera tediosamente armarse con piezas de las dos normas ISO anteriormente citadas.
No se debe olvidar que por más malabares explicatorios y de recursos de alineamiento, las normas 9001/14001 están orientadas —por diseño— hacia la calidad y gestión ambiental, las cuales no se deben forzar en su aplicación como sustitutas de un sistema de gestión de seguridad operacional.
Por más que ligeramente se diga, la prevención de un incidente con pérdidas va más allá de un planteamiento general en términos de calidad y gestión ambiental, se requiere todo un sistema específico de prevención.
(*) Consultor en Seguridad Industrial.
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