Un colorido río de mujeres bajaba hacia la rotonda Rubén Darío cantando, mostrando pancartas y gritando lemas contra la violencia de género, la injusticia y exigiendo el respeto a sus derechos. Marchaban en paz, alegres y juntas, celebrando ayer su día. Hasta que la Policía las detuvo.
Los policías tenían órdenes de bloquear la marcha que diferentes organizaciones y movimientos feministas habían organizado, con los debidos permisos, para conmemorar este 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer.
A un costado del hotel Intercontinental Metrocentro, un cordón de policías intentó contener el primer bloque de manifestantes. “¡Avancen, avancen, no vamos a detenernos!”. Se escuchaba en los parlantes. “¡Avancen, avancen, que estamos en nuestro derecho!”. Las mujeres lograron sortear el primer y segundo cordón de hombres uniformados de azul. “¡Avancen, avancen, no se separen!”. Pero más adelante las esperaba una muralla negra. Dos docenas de antimotines, todas mujeres, mal encaradas, blindadas y armadas con fusiles de balas de goma y bombas lacrimógenas. Un momento después, de otras camionetas de la Policía bajaban más antimotines, ahora hombres, para formar una segunda muralla. Hasta ahí llegó la marcha.
Detrás de los cordones policiales, rodeando la rotonda, un nutrido grupo de personas, en su mayoría hombres, uniformados con camisetas alusivas al gobierno y agitando banderas rojinegras decían festejar el Día de la Mujer. “¡No hay revolución sin las mujeres!”, gritaba sofocado un hombre rechoncho que agitaba la concentración a través de los altavoces. “¡Un grito de victoria por las mujeres y este Gobierno que ha restituido sus derechos!”, pedía.
Tan solo unos metros al sur, al otro lado de los cordones policiales el grupo de mujeres manifestantes gritaba: “¡En rebeldía, por nuestros cuerpos, por el país que queremos!”. “Las rebeldes” improvisaron un acto de cierre para su marcha, un carnaval en el que estallaron los gritos, la música y el baile. Así se conmemoró el Día el Internacional de la Mujer en Nicaragua, con represión policial para las mujeres.
¿CELEBRAR?
Mientras tanto, la primera dama, Rosario Murillo enviaba un saludo y felicitaciones a las mujeres nicaragüenses a través de los medios oficialistas, mismos que destacaban entre sus noticias las movilizaciones sandinistas en las rotondas.
Solo en la rotonda Rubén Darío se desplegó la fuerza policial con sus hombres de azul y las mujeres de corazas negras que impedían el paso de las mujeres, quienes marcharon ensombreradas, con antifaces y cintas. Mujeres que cargaban mantas, cartulinas y estampillas con mensajes contra la violencia. Niñas, jóvenes y señoras. Con pelucas, pintadas y tres valientes con los pechos al aire, como su propia señal de rebeldía.
Los colectivos de mujeres de comparsas, chicheros y bailes. Un jolgorio en el que cabían hasta los hombres, quienes decidieron salir en contra del machismo y apoyar la lucha feminista.
“A diario se agrede a la mujer de diferentes maneras y en distintos espacios, hay retardación en la justicia, impunidad, pero me da satisfacción ver que nos estamos uniendo para exigir nuestros derechos”, comentaba Luz Marina Torres, quien llegó desde León con su hija. Como ella, muchas mujeres celebraban el haber salido de un ciclo de violencia. Celebraba, pero no sabía que más adelante las estaba esperando la Policía.
SER MUJER EN NICARAGUA
Según el estudio de género 2013 del Foro Económico Mundial, Nicaragua es el décimo país, de los 136 evaluados, con mayor igualdad de género, sin embargo, organizaciones de mujeres alertan sobre el aumento de la violencia hacia la mujer en el país.
En los dos primeros meses de este año, 18 mujeres fueron asesinadas por hombres, según el registro de Católicas por el Derecho a Decidir. La cifra promedio de femicidios anuales es de 75, según datos de la Policía Nacional.
Según datos del Centro de Información y Servicios de Asesorías en Salud (Cisas), el 87 por ciento de las investigaciones de abuso sexual han sido casos de niñas y adolescentes, además denuncian el alto porcentaje de embarazo adolescente, producto de violaciones.
“La justicia en Nicaragua es ineficiente. Desde atender una denuncia, hasta los procesos de investigación y las resoluciones de los casos están viciados”, denuncia Reyna Rodríguez, enlace nacional de la Red de Mujeres Contra la Violencia.
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