Postales, cartas, notas manuscritas, poemas, correspondencias oficiales, facturas, y referencias que hacen conocer a detalle cómo era Rubén Darío, qué le gustaba, quiénes eran sus amigos, por qué Gabriela Mistral lo llamaba ¡Maestro!, su correspondencia con Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, documentos sobre su labor diplomática, testamentos y fichas sobre su cortejo fúnebre, una muestra que se exhibe y estará permanente en la sala dariana del Palacio Nacional de la Cultura.
La exposición fue inaugurada por tercera vez por el embajador de España, León de la Torre Krais, antes se mostró en León y en la semana del Festival Internacional de Poesía de Granada y cuya asistencia, según sus organizadores, alcanzó al día las 200 visitas.
En la actividad de apertura también participó Vilma de la Rocha, directora del Instituto Nicaragüense de Cultura, y la directora de la biblioteca nacional, Nora Zabala, quienes hablaron de la importancia de mostrarle a los visitantes referencias precisas de quién era el poeta.
De la Rocha valoró el carácter didáctico que tiene la muestra, sobre todo para los estudiantes y el interés que puede despertar en las futuras generaciones, también refirió de la importancia de España en la vida del escritor.
LO ATRACTIVO
La voz de Francisca Sánchez es quizás el documento vivo que más atrae en la muestra sobre la vida y obra de Rubén Darío. Su voz entrecortada advierte que es una anciana y describe los últimos momentos de su marido en una versión multimedia.
Sánchez también dice por qué donó los 500 documentos, manuscritos y cartas a la Universidad Complutense de Madrid (UCM), que hoy algunos pueden ser conocidos por estudiantes que visitan la exposición en la sala dariana.
Un aspecto que acerca a la humanidad de Darío es cómo se describe su relación con Francisca Sánchez en torno a la cual giran la mayoría de los documentos. Algunos son borradores del escritor, de su puño y letra con tachaduras, y otros están relacionados con su vida diaria.
También están algunos de los documentos de su última voluntad. Darío escribe tres testamentos en el que expresa su deseo de dejar todos sus bienes a Francisca Sánchez. “Me ha acompañado durante toda mi vida hasta hoy”, dice en su último testamento redactado en Barcelona, en mayo de 1914, dos años después Darío fallece en León.
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