Carlos R. Flores (*)
Durante las investigaciones para determinar las causas últimas por las que ocurren estas fallas, he coleccionado algunas frases que se reporta, fueron escuchadas entre el personal de diverso rango:
• Siempre lo hemos hecho así.
• Pensé que todos ya lo sabían.
• Se está trabajando en ello.
• Estamos desarrollando el procedimiento.
• Tenemos más de 20 años de experiencia.
• Nadie dijo que no lo podíamos hacer así.
• Todos sabían que era peligroso.
• Aquí todos debemos ser responsables.
• No les puedo poner una china para que los cuide.
• Este bróder es “lanzado”.
• Lo veían y nadie le decía nada.
• Se acercó solamente para ayudar.
• Es que no son empleados, son contratistas.
• Esta forma es menos complicada.
• Esto es bien incómodo.
• Mi supervisor nunca ha dicho nada.
• ¿Y por qué hasta ahora lo notan?
• Ya se les dijo pero no hacen caso.
• Ya se había reportado esa situación.
• Si fue solo un ratito.
• Lo importante es que resuelva.
• Siempre se trabaja bajo presión.
• No fue intencional.
• Se está haciendo el análisis de riesgo.
• Con el otro equipo es carísimo.
• Tenemos hasta las cinco en punto para terminar.
• Me sé de memoria el procedimiento.
•No encuentro el procedimiento pero, por allí debe andar.
• ¡Allá ellos!
• No es culpa mía que ellos no quieran hacerlo así.
• ¡Pilas, pilas, pilas!
• Yo no soy su mamá.
• Eso es andar de sapo.
•Fueron condiciones inseguras.
Las excusas son un bloqueo de la realidad, las cuales son indicativos o etiquetas visibles de la verdadera cultura imperante en un grupo de trabajo, de sus rituales operacionales que determinan la calidad de los resultados. Muestran de una forma clara las percepciones, el grado de compromiso, las actitudes y los comportamientos esperados a la hora de realizar una tarea. Son predictores efectivos de resultados futuros.
La parte más importante en identificar estos artefactos culturales, es determinar su grado de alineamiento con los valores predicados y vivenciados genuinamente por la organización — no de la vana y vacía palabrería corporativa— siendo la obligación irrenunciable de la gerencia asegurar que estos sean los predictores de la conducta correcta de cada uno de los miembros del grupo.
Si la Seguridad Operacional no es un verdadero valor vivencial — sino que ha sido degradada a una simple prioridad que cambia viciosamente con las circunstancias— entonces es claro que los reflejos culturales, en este caso, las excusas que llevan a accidentes fatales, se convierten en sustitutos de los verdaderos valores, solamente que invertidos y perniciosos, despejando el camino hacia fatalidades que solamente están esperando ocurrir.
Las excusas, al menos tienen un lado positivo, que es la oportunidad de predecir las experiencias que enfrentará el grupo de trabajo en su horizonte de sucesos. Lo que debe ser inaceptable es que con un cinismo educado se sigan buscando excusas para enmascarar la realidad.
(*) Consultor en Seguridad Industrial.
www.noalosaccidentes.wordpress.com
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