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La incondicionalidad de Gabriel García Márquez hacia el gobierno de Fidel Castro le fue criticada a lo largo de su vida. “Cuba perdió a un amigo, aseguró Raúl Castro en un mensaje de pésame”. LA PRENSA/AFP

Entre revoluciones

“El periodismo solo puede ser una pasión”, dijo una vez Gabriel García Márquez, pasión que lo llevó la primera vez a Nicaragua, en 1978, cuando realizó un amplio reportaje sobre el asalto al Palacio Nacional en Managua, un 22 de agosto, un hecho trascendental en el derrocamiento de la dictadura somocista.

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Marta L. González y Agencias

“El periodismo solo puede ser una pasión”, dijo una vez Gabriel García Márquez, pasión que lo llevó la primera vez a Nicaragua, en 1978, cuando realizó un amplio reportaje sobre el asalto al Palacio Nacional en Managua, un 22 de agosto, un hecho trascendental en el derrocamiento de la dictadura somocista.

Años después Gabo visitaría el país, esta vez como el recién laureado Premio Nobel de Literatura en 1982. Y en cuyo viaje mostró abiertamente su simpatía por la revolución sandinista, declarándose “sandinista errante” en uno de sus libros publicado por la editorial Nueva Nicaragua: “Para Daniel Ortega. Del sandinista errante, Gabriel García Márquez”.

No obstante, la primera dama de la República, Rosario Murillo, esta semana con motivo de la muerte del Nobel, recordó la relación de Gabo con el país: “Esta dedicatoria es una declaración de amor de Gabriel García Márquez a Nicaragua, a la revolución, a la mística, al sandinismo que es cristianismo, socialismo y solidaridad”, subrayó Murillo, aludiendo a la impronta dedicada a Ortega.

Sin embargo, el escritor Sergio Ramírez, quien sostuvo una estrecha amistad con el autor de Cien años de soledad , recuerda que Gabo: “En los últimos años era cortante con el tema de Nicaragua, solo me decía que se sentía estafado, que le habían vendido una revolución y que esto era otra cosa”, confía Ramírez Mercado, aunque nunca Gabo se pronunció contra la revolución sandinista.

En 1977 Sergio Ramírez visitó Bogotá para pedirle a García Márquez intercesión con el presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, y conseguir su apoyo con la lucha antisomocista. Desde entonces, entre letras y política, los lazos de amistad entre ambos se mantuvieron hasta ahora.

Gabriel García Márquez visitó Nicaragua en 1980 para celebrar el primer año de la revolución sandinista, esa sería la primera de varias visitas al país que también mencionaría en su novela Cien años de soledad y del que escribiría el reportaje “Asalto al Palacio”, acerca de la Operación Chanchera en agosto de 1978.

Para Carlos Tünnermann, quien conoció a Gabo y departió dos veces en sus venidas al país, dijo: “Este ya no comulgaba con algunas cosas que hacía el gobierno sandinista, no estuvo de acuerdo con las cosas que pasaban. Aunque no sé si era su pensamiento de los últimos años”, refirió.

Con Edén, Hugo y Dora

El comandante Hugo Torres dice que en agosto de 1978, después del asalto al Palacio Nacional, llegó Gabriel García Márquez al cuartel de Tinajitas, de las Fuerzas de Defensa de Panamá, en donde nos había alojado el general Omar Torrijos, para entrevistarlo junto con Edén Pastora y Dora María Téllez.

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El expresidente estadounidense Bill Clinton aseguró estar “entristecido” por el fallecimiento del escritor colombiano Gabriel García Márquez, y afirmó que fue un honor haber sido su amigo. Clinton, en un comunicado, afirmó que, desde la primera vez que leyó Cien años de soledad, hace más de cuarenta años, “siempre me sentí maravillado por sus dotes únicas de imaginación, claridad de pensamiento y sinceridad emocional”.

García Márquez “capturó el dolor y la alegría comunes a toda la humanidad en escenarios a la vez reales y mágicos.

“Mis pensamientos están con Mercedes y con su familia, y con sus amigos y admiradores en Colombia y por todo el mundo”, concluyó Clinton.

En su obituario publicado en su página digital, el diario New York Times recuerda que Estados Unidos prohibió la entrada a García Márquez durante más de tres décadas, supuestamente porque había militado en el Partido Comunista de Colombia.

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Torres refiere: “Desde el comienzo de nuestra conversación nos sentimos atraídos y seducidos por la sencillez, inteligencia, campechanería y buen sentido del humor de este escritor, quien para esas fechas ya resumía una rica obra y quien, con la calidad de sus novelas, crónicas y cuentos llenos de fecunda imaginación y rica y sabrosa prosa, ya se estaba forjando como uno de los grandes de la literatura latinoamericana”.

También agrega: “La entrevista duró varias horas y yo estaba tan cansado, que me quedé dormido en medio de la misma y doblado sobre la mesa, alrededor de la cual estábamos reunidos. Cuando me desperté Gabo estaba haciendo chistes y diciendo que iba a publicar las fotos que me había tomado. Al final solo era una muestra de su picardía y no publicó las fotos. Doy gracias a Gabo por habernos hecho soñar, reír y recrearnos en las páginas de su mágica creación. Aunque ya estaba en lista de espera, nos duele muy hondo su partida”.

Con Fidel y en Cuba

No obstante, la amistad personal entre Gabriel García Márquez y el líder cubano Fidel Castro y la fidelidad y simpatía que el escritor profesó por la isla y su revolución trascendieron las críticas, los cambios políticos y el simple paso del tiempo, con un vínculo que se mantuvo más de cinco décadas.

Como su natal Colombia, México o España, Cuba se convirtió en uno de los puertos de la vida del novelista, donde vivió, trabajó y lo mismo se le podía encontrar en un concierto, impartiendo clases de guión cinematográfico o recorriendo una plantación de tabaco.

“No es que yo viva en Cuba, es que viajo tanto aquí que parece que estoy permanentemente”, afirmó el Nobel colombiano en 2007, a propósito de sus frecuentes visitas, la mayoría de carácter privado.

Según confesó en uno de sus textos periodísticos, nunca tuvo la curiosidad de conocer Cuba antes del triunfo de la revolución en 1959, cuando viajó a la isla por primera vez como periodista y conoció personalmente a Fidel Castro.

A prueba de balas

Su relación traspasó la camaradería de contemporáneos ilustres y se convirtió en una amistad a prueba de balas, sobre todo por parte del escritor, al que sectores intelectuales y políticos censuraron por su actitud pro-Castro aún en los momentos más álgidos del régimen cubano.

Gabo evidenció su admiración y respeto por Castro en entrevistas, artículos y semblanzas en los que alabó su “inteligencia política”, su “instinto” y su “curiosidad infinita”, al tiempo que lo acompañaba en discursos, fiestas y eventos.

A inicios de los setenta, la detención por contrarrevolucionario del poeta y diplomático cubano Heberto Padilla, quien fue obligado a retractarse públicamente de sus críticas, creó un cisma entre muchos intelectuales y en sus vínculos con la revolución.

El llamado “caso Padilla” supuso para Cuba el alejamiento y la enemistad de escritores como el peruano Mario Vargas Llosa, pero García Márquez se mantuvo al lado de la isla y algunos opinan que ese fue el momento definitorio en su relación con Fidel Castro.

El propio Castro se preció del valor de su amistad cuando en 2008, en plena convalecencia, calificó una visita de García Márquez y su esposa Mercedes Barcha como las “horas más agradables” desde que enfermó en 2006 y tuvo que delegar todos sus cargos.

Juan Pablo II y la misa histórica

Una década antes, en 1998, el escritor colombiano acompañó a Castro en la histórica misa que el papa Juan Pablo II ofreció en la Plaza de la Revolución de La Habana.

En 1996 el líder cubano decidió regresar, tras 15 años de ausencia, a la casa donde nació en la localidad de Birán, en el este de la isla, e incluyó a Gabo y su mujer en la comitiva de invitados.

En los 80 de Fidel

Cuando Cuba celebró los 80 años de Fidel Castro, en 2006, García Márquez viajó a La Habana e incluso acompañó al entonces presidente interino, Raúl Castro, en la inauguración de un mural dedicado a su hermano en el Museo Nacional de Bellas Artes.

Lo cierto es que en la isla García Márquez realizó algunas “incursiones” políticas. Cuando Cuba y Colombia restablecieron relaciones diplomáticas en 2004, Bogotá llegó a calificarlo como su “embajador sin título”.

En 2005, Fidel Castro reveló que el escritor fue portador en 1997 de un mensaje suyo para el entonces presidente de EE. UU., Bill Clinton, en el que alertaba sobre actos terroristas contra Cuba.

Pero quizás su “misión” más importante en Cuba estuvo relacionada con el cine, su gran pasión junto a la literatura y el periodismo.

Fue fundador en la isla del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) y de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL), que presidía.

Su última aparición pública en Cuba fue en diciembre de 2010, cuando asistió al 32 Festival de Cine de La Habana, donde su presencia era tradición.

La incondicionalidad de Gabriel García Márquez  hacia el gobierno de Fidel  Castro le fue criticada a lo largo de su vida. “Cuba perdió a un amigo, aseguró Raúl Castro en un mensaje de pésame”. 
LA PRENSA/AFP

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COMENTARIOS

  1. Jose Ramon espinoza Torrez
    Hace 10 años

    Murio un grande de las letras, pero nos quedan sus obras magicas. Grande GABO. Y la amistad que tenia con FIDEL los enaltecia a ambos. Como la relacion de FIDEL con MANDELA. Grandes todos ellos de la historia.
    Que a algunos no les guste esto, estan en su derecho. Asunto de ellos.

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