Josué Bravo
Corresponsal/Costa Rica
La eventual apertura de un puesto fronterizo nicaragüense en la frontera común, tiene inquietas a las autoridades costarricenses, que temen un aumento en el ingreso de inmigrantes en condición migratoria irregular y además, lo catalogan como una presión del gobierno sandinista para obligar al nuevo mandatario tico a entablar un diálogo.
Aunque Nicaragua aún no ha informado al respecto, Costa Rica viene anunciando desde antes de Semana Santa que el gobierno sandinista abrirá el 10 de mayo, dos días después que asuma el nuevo gobierno en Costa Rica, un puesto fronterizo en Tablillas, en el cantón de Los Chiles; la frontera que los dos países se han propuesto habilitar desde hace casi dos décadas.
El Ministro de Seguridad, Mario Zamora, dice que su país está preocupado porque aún no tiene lista la infraestructura; mientras que la directora de migración, Kathy Rodríguez, alega que al habilitarse solo un puesto de la frontera; facilitaría el ingreso de indocumentados.
Rodríguez ha explicado que el fin y principio de año la policía devolvió a más de mil nicaragüenses en condición migratoria irregular, la mayoría en la zona de Tablillas, adonde han llegado por las facilidades de transitar en una carretera abierta en Nicaragua.
El canciller costarricense, Enrique Castillo, informó al diario La Nación que su gobierno ha enviado incluso una nota diplomática donde le pide a Nicaragua que reabran la frontera durante el segundo semestre de este año, pero desconoce si aún hay respuesta porque está fuera del país.
Zamora cataloga como hostil la actitud de Nicaragua que pretende forzar un diálogo directo que el presidente electo, Luis Guillermo Solís, se ha negado a aceptar debido a los conflictos fronterizos entre ambos países.
Costa Rica cuenta con un presupuesto de 2 millones de dólares procedentes de la cooperación de Estados Unidos para instalar oficinas migratorias, de aduanas y policiales en Tablillas; pero aún no ha iniciado las obras. Se prevé que estén construidas en dos años.