Amalia Morales
Las paredes agrietadas aún siguen en pie, pero con cualquier otro temblor pueden colapsar. Ese es el temor que tiene Felipe Sánchez, con la casa esquinera de su suegra que está sobre la calle principal de Nagarote, a escasos metros de la Alcaldía.
“Estas paredes pueden caerle encima a cualquiera que vaya pasando por la calle”, dice. Sánchez no se explica por qué las autoridades no han llegado a demoler las ruinas de esa casona que se construyó hace 60 años, y que quedó inhabitable después del terremoto del jueves 10 de abril.
Las autoridades tampoco llegaron a demoler la casa de Felícita Zapata, otra pobladora cuya vivienda se destruyó también con el sismo.
Este martes 22 de abril, Zapata estaba esperando a la comisión de arquitectos y de ingenieros que le dijeron que anda en el barrio evaluando lo destruido.
- CÓMO CONSTRUIRANTE LOS SISMOS
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En el mismo informe se estimó que habían 6,628 personas afectadas por el terremoto del jueves 10 de abril.
En Nagarote la mayoría de las viviendas son antiguas, tienen más de 50 años. Muchas son construidas con adobe y con vigas y columnas de madera. Asimismo, se espera que la reconstrucción se haga con materiales adecuados.
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Zapata —quien vive a dos casas del alcalde de Nagarote, Juan Gabriel Hernández— está muy preocupada porque en su barrio Orlando Cáceres ya entregaron materiales de construcción a otros vecinos, pero a ella no.
“Me preocupa que aquí no han traído ni una bolsa de cemento”, dice Zapata, quien recuerda que en las horas siguientes al terremoto que los dejó durmiendo en la calle el alcalde la visitó y le dijo: “Esta casa va a ser demolida y reconstruida”.
Como nunca llegaron a tumbar las ruinas, Zapata entró en pánico y a los tres días solicitó ayuda a un familiar que llegó para terminar de botar las paredes. Dice que no hubo necesidad de darles con un mazo, solo las empujaron y de inmediato cayeron.
ALCALDE SIN AUTORIZACIÓN PARA DAR INFORMACIÓN
Después del terremoto en Nagarote las autoridades levantaron un censo de inmediato de los damnificados y los daños.
Se estableció que había más de mil viviendas con daños y poco más de seis mil habitantes afectados.
El estadio municipal ha sido el punto de concentración de la ayuda. Este martes, LA PRENSA entró a las instalaciones del estadio, donde estaba el alcalde, y se constató que hay láminas de zinc, perlines, bolsas de cemento, entre otros materiales.
Sin embargo, el alcalde Hernández declinó brindar declaraciones a LA PRENSA. “No estoy autorizado a dar información”.
“La gente dice que Juan Gabriel es malo, pero él no es, los malos son los que están manejando la ayuda”, se quejó Sánchez.
Héctor Umaña, habitante de otro barrio, también perdió su casa. Solo quedaron en pie y rajadas las paredes laterales. Se cayeron las divisiones interiores y el techo, con su armazón de madera y tejas.
Umaña dice que al momento del sismo no había nadie en la casa. Él estaba afuera trabajando y su esposa y sus dos hijos estaban en la casa de su suegra, donde se han quedado desde ese día.
“Nos dijeron que iban a demoler aquí… donde los otros vecinos ya fueron pero aquí todavía no”, dijo Umaña, quien hace tres días estuvo en una reunión con el alcalde.
“Me preocupaba porque el alcalde dijo que la etapa de demolición y reconstrucción ya había pasado porque la gente ya tenía su material y que la etapa que seguía era el plan techo”, explicó Umaña, quien espera que las autoridades lo apoyen con los materiales de construcción. “Ya con eso me pongo a reconstruir la casa”, dijo.
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