Fiel a su estilo de juego, el Chelsea cedió este martes 22 de abril la iniciativa al Atlético de Madrid, poco acostumbrado a construir su juego desde la conducción del balón. El guion del partido limitó la creatividad de ambos clubes que no gozaron de ocasiones peligrosas de goles y terminaron 0-0, en el partido de ida de la semifinal de la Champions.
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Los ingleses apostaron a definir la eliminatoria en casa la próxima semana, como frente al PSG en los cuartos de final. El Chelsea llegó a defenderse al Vicente Calderón y paró los ataques de un Atlético acostumbrado a jugar más al espacio que desde la posesión.
El Atlético aceptó el reto y limitó sus virtudes. Diego Pablo Simeone no cuenta con jugadores de características apropiadas para contrarrestar el sistema defensivo del Chelsea. Diego Ribas es capaz de moverse entre líneas, pero jugó en punta a la par de Diego Costa, en la primera parte.
Cuando Ribas bajó a la zona de volante no encontró socios. Retrasó la posición en la segunda parte y solo una vez encontró compañeros y huecos por el centro.
DAVID LUIZ Y OBI MIKEL DEGASTARON
El Chelsea aseguró la entrada de su portería con David Luiz, un central, de contención junto Obi Mikel. Ellos desgastaban a los delanteros del Atlético y los entregaron sin fuerzas para el choque ante los centrales.
Arda Turan relevó a Ribas y el juego del Atlético regresó por las bandas, zona en la que el Chelsea se sintió seguro. No pocas situaciones de superioridad numérica por bandas, aunque el Atlético centró constantemente. Mourinho juntó las líneas. Los volantes Ramires y William se sacrificaron en labores defensivas y taparon las subidas de Filipe Luis y Juanfran.
La tropa de José Mourinho gobernó el juego aéreo con Cahill y Terry. Los centrales del Chelsea fueron impecables. El equipo perdió garantías con la lesión de Peter Cech (17), que obligó a variar levemente la estrategia. El Chelsea empezó a alejarse de la portería de Mark Schwarzer, consciente de la vulnerabilidad. En ese intercambio ofensivo, el Atlético encontró espacios, más en la segunda parte, con centros con los que García no tuvo comodidad para rematar.
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