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CARLOS TÜNNERMANN

Gabriel García Márquez

En las letras españolas contemporáneas, Gabriel García Márquez es el más alto exponente de la narrativa, así como nuestro Rubén Darío lo es de la poesía. Ambos ejercieron y enaltecieron el periodismo.

La obra cumbre de García Márquez, Cien años de soledad (1967), es un libro universal, a como lo es El Quijote. Precisamente, Carlos Fuentes la calificó como “el Quijote americano”. Y Vargas Llosa la considera una “novela total, de realidad total”. Se suele afirmar que con Cien años de soledad nace lo que se ha dado en llamar “el realismo mágico”, que describe una realidad ficticia, una narración donde la realidad y lo prodigioso se confunden y, entre ambos, crean todo un mundo a la vez real e imaginario, del que no está ausente la exageración. Según Álvaro Mutis, Cien años de soledad es “la mejor descripción de inconsciente colectivo americano”.

Escritor de portentosa imaginación, en las letras españolas García Márquez solo tiene parangón con Cervantes. Cien años de soledad es, además, una obra escrita en un lenguaje poético. El propio Gabo afirmó: “Siempre me propuse que el libro tuviera un valor poético más que narrativo”. Dieciocho meses se encerró Gabo para escribir su célebre novela. Se los pasó “peleándose con las palabras”, según le confesó a Carlos Fuentes. Pero la novela lo venía persiguiendo desde hacía varios años, mientras la maduraba en su cerebro. Las obras anteriores La hojarasca y el cuento Isabel viendo llover en Macondo se consideran antecedentes de Cien años de soledad. Macondo, desde entonces, representa a todos los pueblos pequeños y olvidados del mundo.

Conocí a Gabriel García Márquez en julio de 1980, cuando vino a Nicaragua para celebrar el primer aniversario de la revolución. En esa oportunidad asistió, en compañía de su esposa Mercedes Barcha, a la inauguración de la reconstruida escuela primaria de Monimbó. En ese entonces, quien escribe se desempeñaba como ministro de Educación. Más adelante, en una cena en casa de Sergio y Tulita Ramírez, tuve ocasión de preguntarle cuál fue la intención de hacer aparecer a Rubén Darío en su novela El otoño del patriarca . Su respuesta me sorprendió, pues me dijo que toda la novela era un homenaje a Darío, a quien él tanto admiraba, al punto de saberse de memoria muchas de sus más conocidas poesías.

Mi cercanía con Federico Mayor Zaragoza, cuando este se desempeñó como director general de la Unesco, me permitió encontrarme varias veces con Gabo, ya que él y Mayor Zaragoza cultivaron una entrañable amistad. García Márquez formó parte del grupo Demos, creado por la Unesco e integrado por varios expresidentes de América Latina, politólogos, sociólogos y educadores, cuyo objetivo era discutir, sin ningún formalismo, sobre la situación política, económica y social de América Latina. En una de esas reuniones Gabo sostuvo la tesis que para terminar con el narcotráfico sería necesario despenalizar el consumo de la droga y así quebrarles el negocio a los traficantes. En la década de los años noventa ese tema era tabú, por lo que Gabo pidió que su opinión no se hiciera pública. Hoy el tema figura en la agenda de las cumbres de los jefes de Estado. En un homenaje a Federico Mayor, García Márquez ingeniosamente dijo: “Si Federico Mayor no existiera habría que inventarlo para director general de la Unesco”… “y si la Unesco no existiera Federico trataría de inventarla”.

García Márquez siempre consideró la educación como generadora de oportunidades y desarrollo. Partiendo del reconocimiento de la educación como “el órgano maestro para el cambio social”, Gabo, en el prólogo de un libro sobre el futuro de Colombia, escribió esta hermosa frase en favor de una educación: “que integre las ciencias y las artes a la canasta familiar. Que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia, y nos abra al fin la segunda oportunidad sobre la tierra que no tuvo la estirpe desgraciada del coronel Aureliano Buendía. Por el país próspero y justo que soñamos: al alcance de los niños”. El autor es catedrático y jurista

Columna del día Opinión Gabo muerte archivo

COMENTARIOS

  1. Un lector
    Hace 10 años

    Gabo nacio enAracataca un poblano miserable de Colombia y todavia un poblano miserable de Colombia, Los oligarcas pro Yankis solo se echan las lapaz verses al bolsa y déjàn a las mayoria de Colombianos en las calles…no me sorpende que Garcia Marques se fue al extranjero…no hay nada de inconciente en la conciencia de America Latina,como el Zionista de marras Tunermann dice, sabemos que los enemigos son los oligarcas, y el imperio USA…la lucha sigue!!!!

  2. Enrique
    Hace 10 años

    Que comentario más fuera de lugar de “Un lector”….. Sobre el articulo muy interesante conclusión, el desarrollo: Ciencia y Arte, buena combinación que crearías excelentes técnicos pero con la suficiente conciencia para amasar conocimientos y no capital económico.

  3. Julio PC
    Hace 10 años

    Hey Un lector, tu líder Daniel es uno de los más ricos OLIGARCAS de Nicaragua. Los que dominan los sistemas productivos basados en la tierra se llaman latifundistas. Atacar a los gringos es idiotez y a los israelitas es un error. Inventaron el comunismo y la verdadera solución a los problemas sociales del campo: el cooperativismo

  4. complacido
    Hace 10 años

    Que haber nombre Darios, en Colombia. Pronto habran los Gabrieles.

  5. fernando
    Hace 10 años

    No es verdad que le haya tomado 18 meses escribir Cien Años de Soledad. Le tomó por lo menos 10 años, dijo Gabo. Al autor se le olvidó que Gabo era un revolucionario, y que siempre apoyó a la revolución cubana y a la nicaragüense. Su amistad con Fidel le quitó el sueño a parte de los sectores más descerebrados del mundo. Se le negó durante muchos años la visa a EU; mientras que a Posada Carriles y Orlando Bosch vivieron siempre allí, sin que se les molestara nunca

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