Wendy Álvarez hidalgo
Mayor crecimiento económico impulsado por la productividad y mejoras en la competitividad, estabilidad macroeconómica prolongada, superávit en las balanzas de pagos, reformas en los tipos cambios e incentivos a la moneda local y fortalecimiento de la independencia de los bancos centrales son algunos de los factores que han impulsado la desdolarización de las economías de Perú y Bolivia en la última década.
Ambas naciones suramericanas comparten con Nicaragua una misma causa del porqué el dólar sustituyó a sus monedas locales. En la década de los ochenta y noventa las tres economías fueron azotadas por una hiperinflación, que ocasionó que los agentes económicos se refugiaran en la moneda foránea.
Tanto así que entre 1996 y principios del 2000, el noventa por ciento de los depósitos en Bolivia estaban en dólares y en Perú superaba el ochenta por ciento, niveles similares a los que hoy tiene Nicaragua.
También la cartera de crédito en dólares de ambos países rebasaba el 80 por ciento. En Nicaragua hoy por hoy es del 90 por ciento.
Un década después y tras varios años de reformas, Perú y Bolivia hoy son citados y elogiados por los organismos financieros como el Fondo Monetario Internacional como dos economías en América Latina que han logrado ganarle la batalla a ese cáncer económico, igual o peor que la inflación.
Y son las cifras oficiales de esos países que confirman ese éxito. Según datos del Banco Central de Bolivia (BCB), en 2005 solo el 7.5 por ciento de los préstamos y el 16.1 por ciento de los ahorros del Sistema Financiero en estaban en bolivianos (su moneda oficial). Ocho años después, es decir a finales del año pasado, el 87.4 por ciento de los créditos y 76.5 por ciento de los depósitos están en moneda nacional.
En tanto, en Perú en 2010 menos del cuarenta por ciento los depósitos y créditos estaban en dólares. Y mientras eso ocurre en ambos países del sur, Nicaragua decide esta semana renunciar —al menos en discurso oficial— a la idea de desdolarizar la economía, pese a que la gran mayoría de los tres millones de nicaragüenses de la Población Económicamente Activa devengan ingresos en córdobas, sin mantenimiento de valor frente al dólar.
¿Cómo impulsar la desdolarización de una economía? ¿Cuál es la ruta que siguieron Bolivia y Perú? LA PRENSA consultó a economistas de ambos países.
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El expresidente del BCB, Juan Antonio Morales Anaya, recuerda en conversación vía telefónica que “la dolarización es un proceso de acompañamiento de estabilización de la inflación en países con institucionalidad económica débil, y cuando me refiero a institucionalidad débil significa que un país tiene una política monetaria y económica débil, con muy poca credibilidad”.
Entonces, precisa Morales, los países como Bolivia han anclado su proceso de desdolarización a las “condiciones externas favorables” (mejores precios) para fortalecer sus reservas internacionales, y eso dio margen para impulsar una política monetaria que incluyó, por ejemplo, adoptar un nuevo tipo de cambio fijo, el cual no se ha movido desde noviembre de 2011.
También se ha aplicado “una política muy activa sobre los encajes bancarios sobre depósitos en dólares, que podía ser tan alto como el 65 por ciento por cada cien dólares depositados. Eso ocasiona que los bancos ya no quieran tener depósitos en dólares y la población tampoco porque las tasas que se ofrecen son muy bajas respecto a nuestra moneda”, explica Morales.
Y es por eso que el público boliviano ahora prefiere mejor ahorrar en moneda local, porque se pagan mejores intereses y aparte el tipo de cambio no se mueve, protegiendo el valor de la moneda local.
Pablo Secada, economista jefe del Instituto Peruano Económico, explicó, no obstante, que la política monetaria y cambiaria debe ir acompañada de otras estrategias, como por ejemplo elevar la productividad para impulsar la tasa de crecimiento, como ha ocurrido en Perú.
De hecho, según el Fondo Monetario Internacional, este año Perú crecerá 5.5 por ciento, la tasa más alta en América Latina. Eso permite, según Secada, mayor producción de riqueza, y por ende más ingresos y espacio para aplicar transformaciones económicas .
“Perú hizo reformas muy ambiciosas y por tanto la productividad empezó a crecer muy rápido y desde los noventa en adelante el crecimiento de nuestra productividad es comparable con la de China, Vietnam o Bangladesh”, afirma.
Pero paralelo a eso, Secada dice que Perú empujó reformas para fortalecer la independencia y credibilidad del Banco Central. “La piedra angular (de la desdolarización) fueron las reformas para fortalecer la independencia del Banco Central. Hoy la Constitución le da autonomía real al banco, el que no tiene ningún tipo de dependencia del poder ejecutivo, está prohibido que le preste al Tesoro, todo esto ocasiona confianza en la política monetaria”.
En eso coincide el economista y catedrático boliviano, Marco Antonio del Río Rivera, quien agrega otro elemento: “La desdolarización solo tiene posibilidades de éxito en un contexto de superávit de la balanza de pagos (superávit además que se vea como permanente, y no transitorio), donde el Banco Central empiece a apreciar la moneda nacional con prudencia”.
En Bolivia, ejemplifica, “cuando en los años noventa el comercio exterior era deficitario, el BCB devaluaba gradualmente del tipo de cambio; luego cuando hacia 2006 el comercio exterior mostró superávits de carácter permanente, el BCB empezó a revaluar”.
LOS BENEFICIOS QUE DA
Además de un mayor crecimiento de la economía, ¿cómo se han beneficiado estos países al desdolarizarse? El expresidente del Banco Central de Bolivia, Juan Antonio Morales, dice que cuando se privilegia la moneda nacional, el país tiene más espacio para aplicar una política monetaria más genuina y el Sistema Financiero está más protegido frente crisis internas y externas.
Morales explica: “Si los clientes de los bancos tienen sus créditos en dólares, pero tienen sus salarios en córdobas, entonces si ocurre una devaluación la gente simplemente no pueden pagar sus créditos y eso arrastra a la caída de los bancos”. De ahí, la importancia de impulsar la desdolarización, afirma.
Del Río Rivera, quien dispone de un estudio sobre la desdolarización de Bolivia, enfatiza: “La confianza del público en la moneda nacional depende de la seriedad y éxito de las políticas de estabilidad monetaria que tiene el país. Imposible pedir que los agentes económicos confíen en la moneda nacional en contextos de turbulencia: inflación, recesión, inestabilidad política”.
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