Génesis Hernández y William Aragón
A pesar de que en Nicaragua la sequía podría extenderse hasta septiembre, Carlos Rivas Leclair, director del Instituto de Capacitación Investigación y Desarrollo Ambiental (Cidea), ve un nubarrón negro sobre el país.
“El panorama es bien oscuro y crítico, solo amenazas de lluvia y nada que llueve, el problema es que es en todo el territorio nacional y yo me hago una pregunta: están proponiendo los productores y ganaderos cosecha de agua, pero ¿de dónde van a cosechar agua si no está lloviendo?”.
A Rivas también le preocupa que los pronósticos se extiendan hasta septiembre “y en septiembre con suerte tendremos lluvias para todo, no solo para el agua, para la gente, sino también para la producción, para todo el país”.
Para el director del Cidea, también es un problema que Nicaragua dependa bastante del invierno, “sobre todo la parte agrícola que no está tan tecnificada como en otros países. Principalmente los pequeños y medianos productores dependen del agua de lluvia para sus cultivos, sus cosechas, para alimentar a sus animales, porque el país no está tan tecnificado en cuestiones de riego”.
El caudal ha bajado, la gente está pidiendo más agua y los sistemas no están abasteciendo como deberían por la sequía y el cambio climático”.
Benavides Paz dijo que “hay mucho despale en diferentes zonas del país, se está despalando a la orilla de los ríos. Esta semana estuvimos viendo un comité donde están sembrando café a la orilla del sistema, y yo creo que ahí el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena) y el Instituto Nacional Forestal (Inafor) tendrían que acudir, porque están interesados en ver cómo producen café, pero no están interesados en la producción de agua”.
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CAMPESINOS AGOBIADOS POR FALTA DE LLUVIA
La poca lluvia que cayó a inicios de junio dio esperanzas a los campesinos para cultivar, porque muchos ya tenían preparadas sus tierras, por eso empezaron a sembrar las semillas de frijol y maíz, pero ahora se muestran afligidos ante la sequía y esperan hasta el 25 de julio para que caigan algunos aguaceros, de lo contrario consideran que estaría perdida la siembra de granos.
Don Alfonso Rosalío Betanco Díaz, propietario de una finquita de dos manzanas de tierra en la comunidad La Unión, del municipio Las Sabanas, en el departamento de Madriz, mostró el tamaño de algunas de las plantas de maíz y frijol que han logrado nacer y que apenas alcanzan una altura de siete centímetros.
“Si de aquí al 25 de julio no llueve, estará acabado todo para nosotros, porque así como está de reseca la tierra las matitas de maíz y frijol no van a seguir cuajando y creciendo”, señaló Betanco.
NO HAY RESERVAS, NI DINERO
Otro problema que enfrentan los campesinos es que la mayoría ya se comió o vendió la reserva de maíz y frijol que tenían guardada en pequeños silos.
“Hemos estado vendiendo o canjeando nuestras reservas de comida para suplir otras necesidades, como la compra de azúcar, arroz, aceite y hasta para meterle a la finquita, y ya nos quedamos sin reales. No tenemos ni para comprar las semillas si vuelve a llover, y hay que sembrar de nuevo”, dijo Moisés Ulises Moncada Flores, del municipio de San Lucas, Madriz.
Según José Indalecio Moreno Flores, de la comunidad de Santo Domingo, en el municipio de Telpaneca, Madriz, la falta de lluvia también está afectando la crianza de gallinas, patos, cerdos y cabras porque las familias campesinas no encuentran cómo alimentarlas o darles de beber agua.
“Aquí ya estamos fregados, porque los ríos y pozos se han secado y para desgracia nuestra no quiere llover. Pero el problema es mayor para nosotros que estamos vendiendo las únicas reservas de comida para mantenernos vivos”, dijo Moreno Flores.
MILLÓN Y MAICILLO SERÍAN LA ALTERNATIVA
Según Próspero Obando, de la comunidad El Matasano, y Nicolás López, de Río Arriba, Madriz, una alternativa que tendría el campesinado, para paliar la hambruna si llega a perderse la cosecha por sequía, es la siembra de millón y maicillo que no requieren de mucha agua, ya que se adaptan al tipo de clima seco.
Pero mientras tanto, no hay señales de lluvia, y pobladores como doña Carmen del Socorro Flores, de una comunidad de Las Sabanas, Madriz, siguen preocupados. “Viera cómo la estamos pasando con esta sequía, porque a los niños ya no hayamos qué darles de comer y ya ni los estamos mandando a la escuela”, dijo Flores.
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