Eduardo Cruz
Emilio Álvarez Montalván vivió sus últimos días confinado en su casa, en Carretera Sur (Managua), en una propiedad conocida como Mayales. A sus 95 años de edad y después de haber laborado como oftalmólogo y participado activamente en la política nicaragüense desde 1949, la ancianidad fue una etapa muy dura para él. “Es aburrido”, decía.
Nació en la Managua de 1919, a la que él llamaba “una aldea polvorienta en el verano y lodosa en el invierno”.
Su progenitora, Juanita Montalván Herdocia, falleció cuando él solo tenía dos años de edad. “Como mi padre (el juez local e historiador Emilio Álvarez Lejarza) quedó viudo, me crié con mi abuela materna Pilar Herdocia”, relataba.
Álvarez Motalván afirmaba que le correspondió “una niñez complicada”, porque a veces estaba con su abuela Pilar, en una casona donde reinaba la opulencia, y otras veces estaba donde su padre, donde había pobreza. “Me gustaba más estar donde mi abuela”, admitía.
En la casa de la abuela Pilar, procedente de una familia ganadera de León, había muchos dormitorios, cuatro corredores, un jardín y secciones especiales para los trabajadores que ordeñaban el ganado y procesaban el queso y también para los empleados domésticos. Allí también acostumbraba jugar rayuela, trompo y saltar la cuerda con sus primas Haydée, Adela, Pilar y Raúl.
En la casa de su padre no había comodidades, pero sí muchos libros de política, derecho e historia.
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En Managua, Álvarez Montalván rememoraba que vivía “aburrido” porque “no pasaba nada”. “La dictadura de Somoza controlaba todo”, solía decir. Pero la vida le cambió cuando su padre lo mandó a Santiago, Chile, a estudiar medicina general, y luego a Buenos Aires, Argentina, a especializarse en oftalmología. “Me dí cuenta que el mundo era mucho más amplio”, confesó a LA PRENSA recientemente.
En 1949, cuando regresó a Nicaragua, se sumergió en la política criolla. Junto a Pedro Joaquín Chamorro Cardenal y otros jóvenes fundó la Unión Nacional de Acción Popular (Unap), una organización política que no duró mucho, según el propio Álvarez Montalván porque “necesitaban otros métodos” para tener incidencia en la vida política del país.
Como su padre, un político conservador, Álvarez Montalván ingresó en las filas del Partido Conservador. Incluso, después del pacto de los Generales de 1950, el caudillo conservador Emiliano Chamorro buscó a Álvarez Montalván para que se hiciera cargo del partido.
En 1954, con la conspiración de abril de 1954 para quitar del poder a Anastasio Somoza García, Álvarez Montalván estuvo preso durante un año y medio, y nuevamente fue encarcelado en septiembre de 1956, cuando Rigoberto López Pérez mató a Somoza García.
A pesar de estar inmerso en la política nicaragüense, Álvarez Montalván aseguraba que nunca quiso ser presidente ni ostentar ningún otro cargo, aunque confesó que fue algo muy grandioso para él que Arnoldo Alemán lo hubiese nombrado canciller de la República.
Lo que siempre le gustó fue estudiar la cultura política del nicaragüense. “La política para mí es una actividad peligrosa, porque se requieren cualidades que yo no tenía. Yo más bien, mi interés era investigar el porqué Nicaragua permanece tan atrasada y por eso publiqué el libro de la cultura política nicaragüense”, explicó recientemente en LA PRENSA.
Desde dentro de las filas del Partido Conservador, fue un activo opositor a los Somoza y en la década de 1980 fue clave en la conformación de la Unión Nacional Opositora (UNO) que triunfó en 1990 con doña Violeta Barrios de Chamorro.
Lo que lamentó en su vida es nunca haberse interesado en los deportes, pero vivía contento de haber escrito sus libros, especialmente Cultura Política Nicaragüense.
A los 95 años, Emilio Álvarez Montalván falleció a las 5:00 de la mañana este miércoles 2 de julio, en el hospital Salud Integral, debido a un problema pulmonar.