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La Lupe

Me crié bajo los cuidos de mi abuela y las empleadas. En aquella época se acostumbraba adoptar una “hija de casa”, pariente de alguna de las empleadas, o proveniente de las haciendas. Su trabajo era “entretener” a las niñas: jugar con ellas, peinarlas o hacerles mandados; a cambio, iban al colegio y aprendían los oficios de la casa; especialmente en el caso de la Lupe, era su trabajo más importante el de poner la mesa. La Lupe era de mi edad: 10 años. No se llamaba Lupe, sino Lourdes como yo.

Carta al Niño Dios

Rescatada del baúl de los recuerdos y editada. Querido Niño Dios, ya me estoy portando bien. Al principio del año no mucho, pero ya estoy mejor.

Un par de ojos azules

Lourdes Chamorro César Ya no sé si fue real o inventada. Sin embargo, si la encontré en el baúl de mis secretos, debe de haber existido aunque quizás solamente en mí. Alguna coincidencia con la existencia de cualquier par de ojos azules o verdes, es pura casualidad.

L a ceremonia de estar solo

Tengo el gusto de reseñar enseguida el poemario La ceremonia de estar solo (2013) de Vladimir Amaya (1985), formado por tres secciones: Carne cruda, Deshabitada ciudad de uno mismo y La coda solitaria.