Elízabeth Romero
Para muchos poblados el paso del tiempo ha representado desarrollo y mejoría. En el caso de Bocana de Paiwas, treinta años después de haber servido para albergar a desplazados por la guerra, más bien ha experimentado un retroceso. Según sus habitantes es solo un pueblo en abandono.
Pese a que Bocana de Paiwas es la cabecera municipal, las instalaciones de las instituciones más representativas de la localidad como la Alcaldía y la Policía ofrecen una impresión deprimente al visitante.
El panorama que describen sus habitantes alrededor de la justicia, por ejemplo, es desolador. Pese a la existencia de un juzgado local, el representante de la Fiscalía llega una vez al mes, el defensor público está por irse por falta de apoyo de las autoridades y los médicos no atienden a las mujeres violentadas porque lo consideran pérdida de tiempo dado que deberán servir como testigos en un juicio.
En esa zona persisten los problemas de violencia contra la mujer, violencia sexual, embarazos a menores y abigeato entre otros, según el suboficial mayor de la Policía, Gregorio Aguilar .
Celia Contreras, de la Casa de la Mujer, le agregó que constantemente hay suspensión de la energía eléctrica y la carretera principal de acceso al poblado está muy deteriorada, pues desde hace dos años que la carretera no recibe mantenimiento, pese a que “había una promesa de campaña que el MTI (Ministerio de Transporte e Infraestructura) la iba adoquinar hasta Bocana de Paiwas”.
La entrevista ofrecida en el contexto de la migración infantil hacia Estados Unidos, Suazo manifestó que “es prioritario” que los estados de la región sean “capaces de proteger e invertir en la niñez y juventud para que puedan desarrollarse en sus países” y, así eviten más migración a Estados Unidos.
Es necesario “una educación de calidad que les permita (a los jóvenes) desarrollar las habilidades, (los) conocimientos y (las) destrezas para incorporarse en la vida productiva”, subrayó Suazo, quien además aconsejó políticas de aseguramiento de un empleo y de calidad de las condiciones de vida.
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Según Contreras la comunidad que siempre ha asumido el mantenimiento, no ha hecho nada a la espera de que el MTI y la Alcaldía hicieran algo.
NO HAY EMPLEO
A esto se suma la falta de fuentes de trabajo. Para la población masculina lo único que les queda es obtener trabajo como peones en las fincas de los alrededores, en su mayoría por una paga de 50 córdobas al día, sin derecho al séptimo. Para las mujeres jóvenes no hay opciones.
Parte de esta problemática salió a relucir en un foro sobre derechos humanos organizado por el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), al que asistieron alrededor de 150 asistentes en su mayoría mujeres.
El país de destino está determinado según el recurso familiar, dicen. Las familias con algún bien para hipotecar o hacer un préstamo viajan a España y los que no poseen ese recurso lo hacen a Costa Rica y Panamá, comenta Contreras.
Esto ocurre con mucha frecuencia, la mayoría de jóvenes o madres solteras dejan a sus hijos con algún pariente y se marchan en busca de mejores condiciones de vida. Y esto no solo ocurre en Bocana de Paiwas sino también del resto de comunidades como Ubú Norte, San Pedro y Villa Siquia, en Bocana es evidente, dice Celia.
EN ESPAÑA POR NECESIDAD Y NO SON LAS ÚNICAS
Ángela López Fernández tiene tres hijas en España, “obligadas por la necesidad”. Su hija mayor fue la primera en dejar el poblado en 2009, luego siguieron las otras dos hermanas.
López refirió que los comentarios que escuchan es de que “allá es otra vida y en la realidad no es cierto”.
La mujer expresó que sus hijas le comentan que ellas no le aconsejan a otras nicas que viajen a ese país europeo porque “son montones” de personas que llegan en busca de un trabajo, pero que después pasan humillaciones y explotación laboral.
El salario puede ser entre 750 euros y 800 pero así gastan, ni 200 les quedan a las hijas de López, pues hay “crisis, es igual que aquí”.
Igual que López la única hija de Fanny de Jesús Ulloa, del mismo nombre, graduada en contabilidad en una universidad del país, también emigró a España al no encontrar empleo en ese poblado. “Se sintió frustrada”, señaló Ulloa, quien recuerda que al ver partir a su hija “lloré mis lágrimas”, pero la esperanza de que esta iba a ganar mejor en el país europeo compensaba su dolor en ese entonces. Pero ahora comprende que “todo es una mentira”.
Ulloa refiere que la hija le comenta: “Mirá mamá esto era un sueño pero aquí estoy saliendo adelante”. Sin embargo, lo único que le puede enviar su hija a Ulloa son cien dólares al mes, porque no le queda mucho del salario que recibe.
A pesar de esa situación la hija de Ulloa le ha manifestado que no está dispuesta a regresar, al menos “mientras el país esté en derrota”.
A COSTA RICA
Audilia Borge sobrevive del lavado de ropa en el pueblo, tres de sus hijos se fueron a Costa Rica, por falta de trabajo y no regresaron. “Yo quedé solita”, resume Borge.
El perfil migratorio de Nicaragua, elaborado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), destaca que de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) las migraciones se dan por el incremento en los hogares con familiares en el exterior, por las aspiraciones de los adolescentes y jóvenes, así como las implicaciones de las migraciones en los cambios demográficos en Nicaragua. “Esto implica que ante la presencia del bono demográfico, si no va acompañado de más y mejores oportunidades, la emigración seguirá siendo una alternativa frente al desempleo”, señala la OIM en el perfil migratorio.
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