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Guillermo E. Miranda
El infame atentado sufrido por simpatizantes del partido de gobierno la noche del 19 de julio ha sido justamente repudiado por nuestra sociedad. Acciones como esa y otras a las que me referiré más adelante trastocan lo más íntimo de nuestras fibras como seres humanos, por lo que sin importar el credo político de quien lo sufre, el pueblo los rechaza y condena. Esto es lo que ha sucedido con la barbarie perpetrada en contra de esas personas inocentes que perdieron sus vidas. El hecho que una organización (política) autollamada Fuerzas Armadas de Salvación Nacional (FASN-EP) se adjudicara la autoría de la masacre a través de las redes sociales, es lo que me motivó a escribir este artículo y asegurar enfáticamente que la Contra o Resistencia Nicaragüense no asesina inocentes y menos de una manera tan irracional.
A raíz de la desmovilización de la Resistencia, en los meses subsiguientes murieron violentamente en situaciones altamente sospechosas decenas de sus cuadros intermedios, los que tenían en común una buena reputación entre sus compañeros de lucha, además de una excelente preparación militar. Durante estos veinticuatro años que han pasado, la única queja que hemos escuchado es el justo reclamo por el cumplimiento de los acuerdos de paz y el reclamo al respeto a sus derechos humanos. En esa lucha han muerto más de una decena de miembros de la familia de la Resistencia y jamás, ninguna de las organizaciones que aglutinan a nuestros miembros, ha pensado en perpetrar una infamia como la que nos ocupa, a pesar de conocer perfectamente quiénes son los que ordenan esas arbitrariedades.
Es por ello que interpretando el sentir de esa gran parte de nuestra sociedad, que hasta hoy ha sido excluida de los beneficios sociales a que tiene derecho, exijo por parte de la Policía una investigación exhaustiva de los hechos, sin politiquería ni hipocresía, pretendiendo ignorar las causas que han originado la polarización que como sociedad sufrimos actualmente.
En cuanto al Gobierno central, espero que durante el transcurso de las investigaciones se asegure que no se violen los derechos humanos de civiles inocentes o que se persiga y acose a personas por el simple hecho de haber pertenecido a las filas de la Resistencia. Creo que esta fatalidad que hoy enluta a nuestra sociedad debería servir para reflexionar y hacer un alto en el camino. No puede ser que la intolerancia, la soberbia, el mal sano deseo del poder absoluto y la testarudez de reeditar errores pasados, sean la constante que continúe exhibiendo este Gobierno. Ayer una buena parte de nuestra sociedad lloramos a los mártires de El Carrizo, hoy otra llora los muertos del pasado 19. Puedo asegurarles que aunque la mano criminal que segó esas vidas haya sido diferente, las razones que los motivaron son las mismas.
Para finalizar, deseo hacerle un llamado a quienes gobiernan actualmente, por ser ellos los que por ahora tienen en sus manos evitar que estos actos irracionales vuelvan a ocurrir, para ello solo tienen que tomarse el tiempo de leer y poner en práctica los 46 puntos que nuestros obispos pusieron en sus manos recientemente. En ellos encontrarán la fórmula de nuestra convivencia pacífica y nuestro desarrollo social. Se llama democracia. El autor fue comandante de la Resistencia Nicaragüense.