Un día después de haber desplegado todo su repertorio y ofrecido un recital de picheo, solo alterado por una breve aunque dolorosa salida del guion frente a los Mets, Erasmo Ramírez ha amanecido en Triple A, pero con la satisfacción del deber cumplido.
“Se trataba de llegar y decir, ‘Ok, aquí estoy, vean de lo que soy capaz de hacer. Estaré cerca, por si me necesitan’. Y creo que lo conseguí”, dijo el derecho rivense a la prensa de Seattle, después de su magistral trabajo a lo largo de siete entradas.
En una noche, en la que fue difícil de descifrar, porque resultó casi imposible de predecir, Erasmo recurrió a una recta que se movió hacia ambos lados del plato, pero sobre todo, echó mano de un cambio de velocidad, que funcionó de forma devastadora a través de todo el trayecto de su faena.
“Mi segundo picheo está de regreso”, dijo Ramírez en clara alusión al cambio. “También mostré que mi recta está funcionando y que puedo tirar mis otros dos picheos. El poder tirar todos mis picheos en cualquier conteo fue el gran punto en el juego”.
“PROBÉ QUE PUEDO”
Su recta se movió entre 90-92 millas y su cambio entre 80-81, pero lo esencial fue el que el nica tuvo la capacidad para colocar sus disparos donde deseaba, justo el elemento que lo llevó rápido a través del sistema de Ligas Menores de los Marineros.
“Pienso que probé que puedo lanzar en este nivel (Grandes Ligas) y que no tengo miedo. Que soy la misma persona aquí o allá (en AAA) y que solo me queda continuar trabajando duro para que me tengan en mente y me traigan de regreso”, agregó el carabinero.
La única dificultad en medio de su magistral faena llegó en el segundo inning, cuando una recta no fue adonde la solicitaba la mascota del receptor Mike Zunino. Travis d’Arnaud la cazó arriba y el jardinero central James Jones la fildeó con vacilación.
Jones se lanzó por la bola. Esta lo rebasó y lo que debió ser un sencillo se volvió un triple empujador de carrera. Rubén Tejada agregó otro hit tras dos outs, para una segunda carrera, imposible de remontar para los Marineros ante el hermético Jacob deGrom.
Ver en la versión impresa las páginas: 12 B