14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

¡Que viva la guerra!

Humberto Belli Pereira

Es natural que moleste el título de este artículo. Pues es como vivar a la muerte, a la destrucción y al odio que toda guerra implica. Pero una de las ironías de la historia es que ese grito ha salido de innumerables gargantas. Y no solo en tiempos antiguos, o en sociedades primitivas, sino en tiempos modernos y en sociedades cultas. Como ocurrió hoy, hace exactamente cien años, cuando  Austria declaró la guerra a Serbia iniciando la Primera Guerra Mundial.

El conflicto, que poco después arrastró a más de medio mundo, estalló entre las naciones más cultas del planeta. Y aunque fue una catástrofe que segó la vida de diez millones de personas, arruinó países y sembró la semilla de peores guerras, su inicio fue saludado por un júbilo que no ha dejado de sorprender a historiadores. Algunos la han llamado, incluso, “la más popular de las guerras”. 

Stefan Zweig, escritor austríaco pacifista, presenció atónito cómo las multitudes en Viena vitoreaban desde aceras y balcones a los reclutas que marchaban triunfantes con los rostros iluminados. Había en todo ello, nos dice, “algo grandioso y arrebatador de lo que era difícil sustraerse”. Escenas similares se vivieron en Berlín, Londres y París. Y hace más paradójica esta reacción la ausencia de razones de peso que justificaran las hostilidades.

Aunque es imposible abordar aquí un tema que nunca dejarán de escudriñar y discutir los historiadores, el consenso dominante es que la guerra no era inevitable sino que fue más bien producto de una sucesión de decisiones, dictadas por el orgullo nacional, los espejismos, la prepotencia y la falta de diálogo, que desencadenaron un crescendo de sucesos que se volvió indetenible e inesperadamente mortífero. Kipling, cuyo hijo murió en dicha guerra, resumió así el sin sentido de la misma: “Si alguien te pregunta, ¿por qué morimos?, respóndeles que porque nuestros padres nos mintieron”.

La guerra demostró uno de los misterios de la condición humana: la facilidad con que las mentiras movilizan a sociedades enteras hacia su destrucción; el poder que tienen las emociones irracionales —mitos, ideologías y nacionalismos— para ofuscar la mente y conducir al suicidio físico o moral a “hombres que tienen ojos pero no ven y oídos pero no oyen”. 

En verdad, la inmensa mayoría, si no la totalidad de las guerras, son hijas de la mentira o la irracionalidad. Hay excepciones, como las llamadas “guerras de necesidad y no de escogencia”, donde un pueblo no tiene más remedio que defenderse ante una agresión injusta —como cuando Norteamérica declaró la guerra a Japón tras el ataque a Pearl Harbor—. Pero la mayoría ni son inevitables ni son necesarias.

Si esto no es muy obvio es, en parte, porque los políticos e ideólogos que propician las guerras las justifican presentándolas como defensivas y necesarias. Para ellos los agresores son siempre los otros —así dijeron las potencias europeas en la Primera Guerra Mundial y Hitler y Japón en la Segunda—. Pero son mentiras. 

Uno de los pocos en demostrarlo fue Ghandi, quien en el siglo XX logró la hazaña de convencer a sus compatriotas que no era preciso empuñar las armas para liberarse del dominio británico. Había otra ruta, no violenta, que curiosamente llamó “Satyagraha”, o el “camino de la verdad”.

No es fácil seguirlo, pues requiere cultivar en el interior del hombre la razón y el dominio propio. Pero es indispensable si se quiere desterrar el grito guerrerista que sedujo a Europa hace cien años y a los nicaragüenses hace algunas décadas.          

El autor es sociólogo. Fue ministro de Educación.

Columna del día Opinión destrucción guerras muerte archivo

COMENTARIOS

  1. Leonardo
    Hace 10 años

    Muy interesante el artículo hasta que, sin previo aviso ni justificación, compara la revolución con guerras expansionistas.

  2. oscar g
    Hace 10 años

    Que bonita reflexión de este hombre ejemplo de humanidad y reflexión hacia un vida mejor

  3. francisco
    Hace 10 años

    Siempre leo sus artículos y este es excelente como todos

  4. Ted Bundy
    Hace 10 años

    Benditas las guerras que dividen en izquierdas y derechas, el mejor control natal que inventamos.

  5. TULA CUECHO
    Hace 10 años

    juan almendarez titere desinformador de la historia,se ve que sos un piricuaco resentido,seguro no te ha regalado una letrina ni laminas de zinc el inconstitucional ortega.

  6. casimiro miramar
    Hace 10 años

    Para Juan Almendarez se te olvido mencionar la guerra del FSLN en contra del pueblo de Nicaragua en la decada de los ochenta y de sus continuas amenazas a la democracia naciente en los noventa mediantes chantajes,asesinatos a politicos,lideres de la contra,y de la represion que civimos los nicaraguenses desde el 2006 de parte del FSLN.

  7. Frank Luis
    Hace 10 años

    Almendarez SOS un zombi ignorante la invasion del 2012 fue pedida por Adolfo Diaz para a
    Placar una revolucion en su. Contra lamentable mente. Segun vos Los asesinos de Cuba y nor Corea son Santa Paloma .

  8. JUAN ANGEL ALMENDAREZ
    Hace 10 años

    La de EEUU con Nicaragua en 1912, 1926,1980, con Libia, con Irak, con Afganistán, Corea, Vietnam, Panamá, Chile, Guatemala, Grenada, Argentina, Cuba, Sudan, por qué no nos habla un poco de ellas.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí