Elízabeth Romero, Mónica García y Melissa Aguilera
De sus 65 años de edad, Crimilda Rivera, lleva una buena cantidad bailándole a Santo Domingo Guzmán, durante su visita de diez días a Managua.
Y con la réplica de una imagen de “Minguito”, Rivera volvió ayer a Las Sierritas para la bajada de la diminuta imagen a la capital. La promesa la hizo para que sus hijos dejaran el consumo del licor.
Como Rivera, miles de personas abarrotaron este 1 de agosto desde muy temprano el templo de Las Sierritas y por primera vez debieron esperar hasta la salida de la iglesia para bailarle al Santo Patrono, al son de los filarmónicos.
En el interior del templo en Las Sierritas, el párroco Miguel Muñoz, únicamente permitió que los devotos bailaran y entonaran cánticos meramente religiosos.
Leonor Blandón, llevó a su pequeño Ransés Solís Blandón, de 12 años, vestido de indito, a caminar desde Las Sierritas hasta la Iglesia de Santo Domingo, donde fueron los escombros en Managua.
Al igual que Blandón, en la celebración religiosa no faltaron promesantes que ingresaron de rodillas al templo. Y como siempre, se confundieron las tradicionales inditas, el baile de las vaquitas y los famosos chinegros, con vendedores de cohetes, comida, y réplicas de la imagen de Santo Domingo.
NIÑO Y PERIODISTA QUEMADOS CON PÓLVORA
En la entrada a La Morita, pese a que momentos antes Policía y Bomberos habían asegurado que la detonación de pólvora estaba bajo control, frente a una tarima de la Alcaldía de Managua, hubo dos estallidos de cohetes muy cerca de los promesantes.
Uno de los cohetes alcanzó a un niño que era cargado por un adulto, y otra varilla también afectó a la periodista de LA PRENSA TV, Cindy Regidor, mientras otro explotó muy cercano a las mujeres policías que participaban en uno de los cordones de seguridad de la imagen.
Al acercarse “Minguito” al sector de Altamira, la directora general de la Policía Nacional, primer comisionada Aminta Granera, indicó que solo se reportaban incidentes menores, principalmente de las personas en estado de ebriedad y que la fiesta transcurría en orden, sin embargo durante el recorrido se notó lo contrario.
RELAJO MEZCLADO
Fue notorio este año que pocos devotos realizaron el recorrido de rodillas, rezando, bailando vendados como parte del pago de una promesa. “Otras veces he notado que la gente va un poco más recatada, pero ahora miro mucho alboroto y son pocas las personas que verdaderamente tienen fe en Santo Domingo”, expresó Alma Morales, habitante del sector de Altamira.
Y cuando la pequeña imagen llegó a su Iglesia en Managua, fueron pocas las personas que realmente oraban por los milagros cumplidos. Una de esas pocas devotas es Dora Francisca López, quien con lágrimas en sus ojos agradecía al Santo por mejorar su estado de Salud.
“Yo padecí de asma por muchos años y solo él (Santo Domingo) me ha curado, por eso yo tengo más de cinco años de ser su fiel devota y acompañarlo desde el primero hasta el diez de agosto”, comentó López.
Al final intentamos conocer el número de incidentes ocurridos, pero el segundo jefe de la Policía de Managua, el comisionado mayor Pablo Emilio Ávalos, dijo que se encontraba muy cansado para brindar declaraciones.
3,000 policías, tanto de la Dirección de Operaciones Especiales Policiales (DOEP), como de Managua resguardan la seguridad de las fiestas agostinas, informó el jefe de Managua, Róger Ramírez.
l desfile de la hípica que acompaña las festividades de Santo Domingo, abrió con diez caballos peruanos de paso, en la Avenida Simón Bolívar, a las 3:00 de la tarde. Al sonar los chicheros, los hermosos ejemplares empezaron a bailar y hacer los pasos que le ordenaban los montados. Belleza equina, color, miles de espectadores y música llenaron unos 4.5 kilómetros desde la Avenida Simón Bolívar, la Rotonda Hugo Chávez, la Loma de Tiscapa, Rotonda El Güegüense y del Periodista, para finalizar en los semáforos de Enel Central. Este año, participaron delegaciones de Estados Unidos, Costa Rica, Honduras, el Salvador y Guatemala y por supuesto, de todas partes de Nicaragua. “Esta es una tradición, la mantenemos desde hace años, porque el hipismo es hermandad. Una unión entre los montados, caballistas y el expectador”, dijo Gonzalo Matus, miembro del comité organizador del desfile quien monta caballos desde los 15 años.
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