A los llamados grupos juveniles se les señala de constantes enfrentamientos, robos con intimidación, lesiones, cobro de peaje a los peatones, así como a taxistas y a conductores de camiones repartidores de productos que surten los pequeños negocios.
Engels Sánchez es un joven desmovilizado de las pandillas y cuenta que una oportunidad le hizo cambiar la vida para bien. Pero asegura que la falta de atención a la juventud somoteña los acerca más a las maras vecinas con quienes se comunican por los 13 puntos ciegos identificados en la franja fronteriza.
Integrantes de una pandilla, consultados bajo la promesa de no revelar sus identidades, dijeron que van a El Salvador a buscar brete (trabajo) y ahí otros carnales (somoteños) te conectan (con los salvatrucha) que te dan líneas (misiones) para sacar (robar) billes (dinero) y latas (joyas) en las calles, pero si no estás de acuerdo nos despistamos (regresamos) a Somoto, dijeron.
El 16 de septiembre del 2010 fue capturado en San Lucas el salvadoreño Noel Rivera Gálvez, de 27 años, circulado por la Interpol por ser supuesto integrante de la Mara Salvatrucha. Al parecer había llegado a esa zona con el apoyo de integrantes de la pandillas de una comunidad de San Lucas.
El 23 de junio del 2013 fue detenido en Somoto el salvadoreño Erick Alexander Orozco Maldonado, Alias Suvajo, ligado a la Mara Salvatrucha, y a quien las autoridades policiales lo sorprendieron haciendo contacto con pandillas de la zona.
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En su humilde vivienda del sector (barrio) 18 de la ciudad de Somoto, cabecera del departamento de Madriz, doña Miriam Antonia López, de 56 años, trata de hacer su vida atendiendo una pequeña venta que logró instalar después de la tragedia del 22 de febrero del 2008.
Ese día por la madrugada llegaron a avisarle que a su hijo Henry Bayardo López, quien tenía 22 años y era el único sostén de la familia, lo habían matado dos jóvenes que pertenecían a la pandilla del sector 14, cuando salía de turno de vigilante de una empresa.
Seis años después, doña Miriam Antonia tiene muy fresca la imagen de cómo encontró a su hijo: lo habían dejado desnudo en un callejón detrás del muro que rodea el viejo estadio de beisbol de la ciudad de Somoto y presentaba una herida que asemejaba una Z que le habrían dibujado con un puñal los asesinos.
Por este caso fueron condenados dos muchachos que purgan condenas de 15 y 25 años de prisión.
Otro que no olvida los momentos horrorosos que vivió la noche del 23 de julio del 2011, es don Benjamín Polanco López, de 55 años, quien ese día se encontraba descansando en su casa del sector 20, después de su faena de vigilante en las oficinas de la Administración. Violentamente irrumpieron en su vivienda 11 jóvenes de la pandilla del mismo sector en que habita.
Don Benjamín recuerda que sus agresores penetraron a su casa blandiendo machetes, cuchillos, bates de madera y piedras que impactaron en su rostro. Le causaron lesiones y le destruyeron el cráneo en la parte frontal.
Esa noche me decían que habían llegado a matarme y me destruyeron todo lo que tenía dentro de la casa, recordó. Vecinos dan testimonio de que sacaron a don Benjamín casi muerto y lo llevaron de urgencia al hospital de Somoto y de ahí fue enviado a Managua.
Estas personas nunca fueron detenidas y tampoco nunca se supo por qué ocurrió esta agresión.
VÍNCULOS CON LAS MARAS 13 Y 18
Desde el 2008, los sectores 20, 18, 14, 9, 10, 11 y 16 de la ciudad de Somoto, en Madriz, son escenarios de actos violentos de unos diez grupos de pandillas bien organizadas, y que los mismos integrantes se identifican con las Maras 13 y 18 de Honduras y El Salvador.
Se tatúan sus cuerpos y realizan grafitis en paredes y sitios públicos que ellos identifican como parte de sus dominios. Se estima que son aproximadamente unos 570 jóvenes y adolescentes.
Las pandillas en estos sectores son consideradas peligrosas por la mayoría de la población, aunque las autoridades policiales que también reconocen la peligrosidad de estas agrupaciones prefieren llamarles grupos juveniles.
Los líderes de estos grupos influenciados por las maras 13 y 18 cuando salen por puntos ciegos de la frontera nicaragüense aseguran que lo hacen para buscar trabajo en zonas agrícolas de Honduras y El Salvador, como el caso de Abel Sánchez Manzanares, del sector 10 de Somoto, quien es identificado como líder de una pandilla.
Asegura que solo viajan a trabajar a esos países, aunque reconoce que algunos de los integrantes de su grupo se han vinculado con las maras.
AÑORAN LOS VIEJOS TIEMPOS
La paz, tranquilidad y seguridad que se respiraban antes en Somoto se acabó a finales del 2007.
Antes uno podía caminar tranquilo y sin ningún tipo de temor por las calles y a lo único que le temías era a que un burro te pasara llevando cuando deambulaban por las aceras. Pero ahora esto está terrible, porque a cualquier hora te sale un delincuente y te mata para robarte a plena luz del día en mero centro de la ciudad, y si es las pandillas estos nos tienen de rehén hasta en nuestras propias casas, señalan don Iván Molina Tercero, de 70 años. Lo mismo asegura doña Josefa del Carmen Manzanares López, de 60 años, ambos del sector 16 de Somoto.
El periodista César Paiz afirma que los grupos juveniles están creciendo en organización.
TAMBIÉN EN LAS ZONAS RURALES
Las pandillas también se han extendido a las comunidades rurales de Uniles, Santa Rosa, Los Canales, La Manzana, Aguas Calientes y San Francisco de La Camaira, en el municipio de San Lucas, zona distante a 8.5 kilómetros al sur de la ciudad de Somoto, donde constantemente atacan a buses, vehículos privados y camiones comerciales e incluso algunas veces a las ambulancias del Ministerio de Salud (Minsa) y de la Cruz Roja Nicaragüense.
El inspector Oscar García, responsable de Asuntos Juveniles de la Policía en Madriz, dijo que esta instancia fue creada en el 2003 para brindar atención a estos grupos y con el fin de ejecutar un Plan de Prevención de Ingresos a las Pandillas, y minimizó que estos sean un gran riesgo para la sociedad somoteña.
El delegado del Ministerio de Gobernación, Evelio Obando, reconoció la problemática actual de los grupos que denominó juveniles, y dijo que esa institución, con la Policía y otras instancias gubernamentales trabajan para desactivarlos e inser tarlos a la sociedad.
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