ROMA//EFE/AFP/AP
El papa Francisco sostuvo ayer una charla de una hora y 15 minutos con periodistas en el vuelo papal que lo condujo de Corea del Sur a Roma, tras un extenuante viaje de cinco días en el país asiático. Respondió en italiano 14 preguntas, y habló de las “crueldades del mundo” y hasta de su posible renuncia y muerte.
El pontífice evocó su posible dimisión como la de su predecesor Benedicto XVI en 2013. La renuncia de un papa es una “institución” y dejó de ser una “excepción“, “aunque esto no guste a algunos teólogos”, aseguró.
El papa argentino bromeó con el hecho de que padece “algunos problemas de nervios”, que se deben “tratar”. “Hay que darles mate cada día”, ironizó al asegurar que su mayor neurosis es la de ser “muy hogareño”.
El papa disminuirá en estos días de verano en Europa el ritmo de trabajo.
[/doap_box]
Francisco aseguró que “vivimos en un mundo en guerra. ¡Por todas partes!. Alguien me decía que estamos en la Tercera Guerra Mundial, pero a trozos, a capítulos”, declaró a los periodistas durante el vuelo, según medios de comunicación italianos.
“Una vez se hablaba sobre la guerra convencional, ahora ya no cuenta. No digo que las guerras convencionales sean algo bueno, para nada. Pero hoy la bomba mata tanto al inocente como al culpable, al niño con la madre, mata a todos”.
El papa también manifestó que “torturar a una persona es pecado mortal, es pecado grave. Pero es mucho más: es un pecado contra la humanidad”, añadió.
SOBRE ATAQUES A IRAK
“Cuando hay una agresión injusta es lícito detener al agresor injusto. Pero repito, detener, no bombardear, ni hacer una guerra”, dijo al aclarar la posición de la Iglesia católica sobre los ataques aéreos de Estados Unidos para impedir el avance del Estado Islámico en Irak.
“Después de la Segunda Guerra Mundial, vino la idea de Naciones Unidas: Es ahí donde debe discutirse si hay una agresión injusta. Así lo parece. ¿Cómo debemos detenerla? Solo esto. Nada más”.
Agregó que él y sus asesores contemplan si debe visitar el norte de Irak para mostrar su solidaridad con los cristianos perseguidos, aunque aun no lo deciden.
Ver en la versión impresa las páginas: 12 A