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Mariano Fiallos Oyanguren, expresidente del poder electoral en 1990.

Vida y muerte de los 4 grandes

Desde diversas trincheras, de diversas maneras durante varias décadas, estos cuatro hombres aportaron sus ideas y sus acciones a favor de un cambio en Nicaragua, hasta que en este 2014 los unió la historia: todos murieron en el año en curso por el peso de los años.

Por José Adán Silva

Desde diversas trincheras, de diversas maneras durante varias décadas, estos cuatro hombres aportaron sus ideas y sus acciones a favor de un cambio en Nicaragua, hasta que en este 2014 los unió la historia: todos murieron en el año en curso por el peso de los años.

Ellos guardan similitudes entre sí, en parte por haber formado parte importante de la historia nacional, haber coincidido en la lucha contra el régimen de Anastasio Somoza desde la mitad del siglo XX, como por haber abrazado los mismos objetivos de libertad, democracia y justicia desde propuestas y ejercicios profesionales diferentes.

Mariano Fiallos Oyanguren, “padre de la democracia”

Murió el pasado 25 de junio en un hospital público de León. Se le conoce como el “Padre de la Democracia Moderna”, por su ética al frente del Consejo Supremo Electoral en 1990, en el proceso electoral reconocido como el más transparente y complejo de la historia.

El país estaba destruido por una sangrienta guerra civil desde 1979 y en esas elecciones Nicaragua se jugaba la paz o la guerra. Fiallos Oyanguren, pese a su militancia sandinista histórica, actuó apegado a la ética y contó con honestidad los votos que le dieron la victoria a la Unión Nacional Opositora y derrotaron el poder militar del FSLN.

Desde 1984 hasta 1996 ocupó el cargo de presidente del Consejo Supremo Electoral. Renunció en 1996 cuando desde la Asamblea Nacional se aprobaron reformas electorales que restaban independencia a ese poder del Estado.

Rosa Marina Zelaya, quien lo acompañó en ese tiempo hasta su renuncia definitiva en enero de 1996, narró a LA PRENSA un comentario que resumía el concepto de ética y democracia del exfuncionario.

“Es el padre de la democracia, un héroe de la democracia, su papel fue vital, sobre todo en los comicios de 1990, porque esas elecciones eran complejas en un país desangrado y en guerra, debían ser justas y libres y honestas y transparentes, pues de ello dependía la paz o la guerra”.

Después de 1990, empezó a modernizar al CSE y se prestaba a llevarlo a convertir en un modelo institucional, hasta que la Asamblea Nacional modificó la Constitución y reformó la Ley Electoral, dándole a los partidos la autoridad de colocar a sus militantes en las juntas y mesas electorales, lo cual para Mariano era el fin de la independencia y transparencia del poder electoral.

“Las elecciones se ganan y se pierden en las juntas, si los partidos cuentan los votos y nos mandan solo los resultados, nosotros no vamos a administrar nada más que una bomba de tiempo que va afectar irremediablemente la democracia de este país”, recuerda Zelaya que le dijo Fiallos antes de renunciar.

Su decisión de contar los votos y anunciar al ganador en 1990 no solo le valieron el reconocimiento mundial de juez electoral imparcial, sino que salvó muchas vidas que armas en mano esperaban los resultados electorales para seguir en guerra o desmovilizarse.

Fue catedrático universitario, reformador y modernizador de la Universidad Nacional Autónoma de León.

Murió a los 81 años alejado de toda actividad política. Las instituciones del Estado le rindieron homenajes póstumos.

A raíz de su muerte, el escritor Sergio Ramírez Mercado, exvicepresidente de la República, resumió a LA PRENSA el aporte ético de Fiallos Oyanguren a un país eternamente huérfano de buenos ejemplos de funcionarios públicos.

“Él demostró que en Nicaragua podían haber jueces electorales honrados, sin importar su afiliación política, y supo demostrar que en un país que buscaba la institucionalidad perdida o nunca encontrada, se podía presidir un órgano electoral independiente y transparente”, dijo.

“El de 1990 fue proceso electoral increíble, donde, ¡oh milagro!, los votos fueron contados a conciencia, y su labor fue tan importante que pasó a ser asesor internacional cuando dejó el cargo, en toda América Latina y todos los continentes, se fue con el gran prestigio de realizar quizás las primeras elecciones transparentes en la historia de Nicaragua”.

César Amador Kühl tuvo el destino del país en sus manos

 

César Amador Kühl, médico neurocirujano y exministro de Salud.

Nació el 13 de septiembre de 1925 en Matagalpa y murió el 28 de junio del año en curso.

Fue el fundador de la neurología en el país, el primer médico con esta especialidad en Nicaragua y el primer docente y formador en esta materia en el país.

Por sus manos pasaron miles de ciudadanos del país, con o sin dinero, a quienes salvó al realizar operaciones de columna y cerebro de las más exitosas en la historia médica de Nicaragua y Centroamérica, pues desde Costa Rica hasta Guatemala venían al país en busca de sus servicios.

Tras varios años de estudio en universidades de Estados Unidos se especializó en neurocirugía.

Nació en el seno de una familia conservadora y en sus manos tuvo la oportunidad de salvarle la vida al general Anastasio Somoza García tras el atentado a su vida en 1956, pero la desconfianza de la familia Somoza por su origen político, hizo que el patrón de la dinastía fuese enviado a Panamá donde finalmente murió por las balas que les disparó el poeta Rigoberto López Pérez.

Su hijo mayor, César Amador Molina, de 25 años, fue asesinado por la Guardia Nacional en 1978. Su cuerpo nunca fue encontrado.

En 1978, tras participar en un homenaje y misa por la masacre de la Guardia Nacional a tres médicos en Estelí (incluyendo a su exalumno Alejandro Dávila Bolaños), fue detenido y amenazado de muerte, lo cual lo llevó al exilio.

En 1979, tras el triunfo de la revolución sandinista, el gobierno nombró al doctor Amador Kühl como el primer ministro de Salud, un cargo que no lo “reclutó” para la política pues el mismo partido FSLN le estaba pidiendo, al año siguiente, su renuncia por “libertinaje ideológico”, al pedir un aumento salarial para el personal médico.

Tras esa fugaz actividad en la vida pública, volvió a su consultorio a seguir curando y a las universidades a seguir enseñando medicina. Tenía 88 años al momento de su muerte y en 2012 escribió sus memorias donde siempre se preguntó qué habría pasado en la sangrienta historia del país si hubiera salvado la vida del dictador Somoza.

Emilio Álvarez Montalván, un demócrata brillante

 

Emilio Álvarez Montalván, médico por profesión y analista político por visión.

Nació el 31 de julio de 1919 en Managua y murió el 2 de julio de 2014 en Managua, a la edad de 95 años.

Médico con especialidad en oftalmología de profesión y analista político de oficio. Fue una de las mentes más lúcidas y uno de los consejeros políticos más sensatos que ha conocido el país.

Fue canciller de la República de Nicaragua durante el gobierno de Arnoldo Alemán Lacayo (1996-2001) y mucho antes, se enfrascó en una intensa y peligrosa lucha cívica contra la dictadura de la familia Somoza, lo cual lo llevó no solo a sufrir cárcel, torturas y amenazas de muerte, sino también el doloroso asesinato de su hijo Carlos Roberto.

En 1978, miembros de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería de la Guardia Nacional (EEBI-GN) detuvieron al muchacho y lo asesinaron cuando iba a traer a su padre que estaba trabajando en su clínica.

Álvarez Montalván fue miembro del directorio del Comité Ejecutivo del Partido Conservador.

En 1949, a su regreso a Nicaragua tras estudiar en Sudamérica, junto con Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, director de LA PRENSA, y otros jóvenes profesionales, fundó la Unión Nacional de Acción Popular, fugaz organización política que buscaba incidencia en la vida política del país para cambiar el sistema político de los Somoza.

Fue representante del gobierno de Violeta Barrios de Chamorro en las negociaciones para el desarme y desmovilización de la Contra entre 1990 y 1991.

Fue un duro crítico de los abusos y desvaríos del FSLN en sus dos etapas en los años ochenta y desde 2007 a la fecha.

Ejemplo de ello fue una entrevista que dio a LA PRENSA, la última, el pasado 18 de junio, cuando ya estaba gravemente enfermo:

“Es un hábil operador político, pero no es un estadista”.

:::¿Qué piensa del actual Ortega?

Es un hábil operador político, pero no es un estadista.

:::¿Ha hablado con Daniel Ortega alguna vez?

Ya pasadas las cosas (elecciones de 1990), lo invitamos a un club que se llamaba Club de los Lunáticos, que nos reuníamos cinco embajadores extranjeros y cinco nicaragüenses a comentar las noticias del día. Lo invitamos a él (Ortega), un hombre sobrio, de pocas palabras, le gustaba más escuchar que hablar, y ahí dijo francamente que él era marxista-leninista.

:::¿Pero qué le pareció Daniel Ortega?

Una incógnita. No enseñó ningún rasgo para poderlo identificar, excepto su ideología marxista-leninista, pero él hablaba poco. Era más que todo un buen escuchador.

:::¿Qué puede decir de Rosario Murillo?

Ella fue secretaria de Pedro Joaquín Chamorro en LA PRENSA y su tío de ella, Teódulo (Murillo) fue compañero mío en el Pedagógico. Me parece que es una mujer muy inteligente, es culta, pero tiene ambiciones de poder.

:::¿Qué piensa cuando la escucha en la televisión o en la radio?

Ella desempeña un papel como de mamá, preocupándose de las necesidades de la población pobre. Hace un papel humanista. Entiendo que ella tiene mucho poder, un poder delegado, porque el que manda es Daniel.

:::¿Y de Roberto Rivas qué me dice?

Ese hombre no tiene ningún respeto por su puesto.

Álvarez Montalván fue asesor presidencial de Enrique Bolaños Geyer. También fue escritor, analista, estudioso de la cultura política y miembro distinguido de la Real Academia de la Lengua y de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua.

A pesar de que estuvo inmerso en la política nicaragüense por más de cincuenta años, Álvarez Montalván aseguraba que nunca quiso ser presidente ni ostentar ningún otro cargo, aunque confesó que fue algo muy grandioso para él que Arnoldo Alemán lo hubiese nombrado canciller de la República.

Lo que siempre le gustó fue la oftalmología y estudiar la cultura política del nicaragüense. “La política para mí es una actividad peligrosa, porque se requieren cualidades que yo no tenía. Yo más bien, mi interés era investigar el porqué Nicaragua permanece tan atrasada y por eso publiqué el libro Cultura política nicaragüense . Antes se creía que estos países eran atrasados porque los grandes países industriales los explotaban, después se creyó que era una cuestión genética, que como éramos mestizos ya veníamos tarados, y después se creyó que era debido a que vivíamos en el trópico muy sabrosamente en clima…, pero todo eso fue disuelto y al final sociólogos de Harvard hicieron un estudio y llegaron a la conclusión de que era la cultura del país la que producía los dictadores”, explicó semanas antes de morir a LA PRENSA.

Juan Bautista Arríen, apóstol de la educación:

 

Juan Bautista Arríen, sacerdote, maestro, deportista y humanista.

Nació en 1931 en Durango, Biskaía, provincia de España y territorio histórico de la comunidad autónoma del País Vasco. Murió en Managua el 9 de agosto del 2014 en curso a la edad de 83 años.

Llegó a Nicaragua hace 58 años y dejó huellas por donde pasó: religión, educación y deporte. Fue sacerdote jesuita y jugador de futbol, cronista deportivo e historiador, maestro y alfabetizador, filósofo y teólogo, escritor, humanista e investigador de las ciencias educativas.

Arríen fue nombrado vicerrector de la UCA en 1968 y asumió la rectoría ocho años después.

Con su sotana y su hablar pausado, siempre sonriente pese a la adversidad de los momentos, se le vio recorrer las cárceles y cuarteles de la Guardia Nacional buscando cómo liberar a los estudiantes de esa universidad que eran capturados bajo acusaciones de subversivos.

Ello le granjeó la animadversión de la dictadura Somoza y lo llevó al exilio.

Se salió de la Compañía de Jesús e hizo vida civil. Se casó y tuvo hijos. Uno de ellos, Xabier Ignacio, murió en un accidente de tránsito y la tragedia marcó para siempre el espíritu optimista de Arríen.

Su especialidad fue la educación y en esa labor estuvo ligado hasta el final de sus días a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Fue admitido en el Salón de la Fama del Deporte Nicaragüense por sus méritos como seleccionado de futbol del país. En el año 2000 se le reconoció como Ciudadano del Milenio y hasta el día de su muerte, estuvo vinculado en la UCA a la formación, investigación y análisis de la educación a todos los niveles.

En mayo de 2010, a raíz de su cumpleaños 80, y de la publicación de su libro biográfico La vida más allá de uno , dijo que había encontrado sentido a la vida desde la educación, en razón de que esta actividad proveía de dignidad a quien la recibiera y condenaba a la miseria a quien careciese de ella.

“Yo enlacé la filosofía, el humanismo, la ciencia con la educación, y eso me le dio sentido a la vida. La vida son circunstancias, las circunstancias soy yo, dirán algunos. En el libro La vida más allá de uno , cuento que fui tildado de cura español comunista, fui expulsado por los Somoza, es un recuento de mi vida, desde la sobrevivencia a los bombardeos en la Guerra Civil española, el exilio, el cáncer, el dolor de la pérdida de un hijo, la lucha contra la hepatitis C, pese a todo eso, he encontrado en el trabajo por un país, en la educación dedicando a 55 años, un sentido de proveerle dignidad a la persona humana desde la liberación que significa la educación”.

La persona —siempre dijo—, era el principio y el fin de la educación: “La persona es el origen y el final de la educación. Una persona trae todo natural para desarrollarse como persona, pero todo eso está en las entrañas, los valores, la creatividad, la moral, los extrae la educación, ese proceso de crear ciudadanos integrados al país, con compromiso, con ética, con dignidad”.

Sección Domingo grandes prohombres archivo

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COMENTARIOS

  1. antonio caracalla
    Hace 10 años

    Un brindis a esos grandes personajes de la vida nacional nuestro mayor respeto y honor a cada uno de ellos por el aporte que nos han dejado para las generaciones venideras que Jehová Dios y Nuestro Señor Jesucristo les bendiga y los tenga en su santo reino.

  2. Horacio Sequeira
    Hace 10 años

    Que interesante la historia de cada person y su contribucion a la cultura y educacion en Nicaragua. El Dr. Mariano Fiallos fue mi maestro ena UNAN Leon de constitutional law. Un buen catedratico agradezco a la vida de tener benos profesores. La Dra. Maria Elena Palacios fue mi profesora de Derecho Romano tambien la recuerdo y guardo en mi corazon. al Dr. Rizo. Alfredo. Edgard Buitrago y otros Calida de catedraticos. Que Dios los renga al lado suyo, son mis deseos.

  3. macario nica
    Hace 10 años

    Porque nunca aprendimos nada de estos grande?. fueramos ciudadanos
    con la mejor cultura del mundo, nosotros mismos hacemos a los odiosos
    dictadores que hemos tenido.

  4. Azucena Castillo
    Hace 10 años

    Magnifico trabajo historico , un abrazo José Adán!

  5. el carolingio
    Hace 10 años

    Supe de sus muertes y ahora quisiera rendirles un sincere homenaje a estos 4 hombres que desde siempre conoci de sus vidas y sus acciones siempre en pro de lo mejor para Nicaragua y los nicaraguenses,que son muchisimo mas sus hechos positivos de ejemplo a seguir para el hombre actual,cuanta falta hace que se emulen y miremos bien lo que ellos hicieron

  6. nostalgia
    Hace 10 años

    Grandes son los que se van, enanos y débiles los que se quedan.

  7. Nicoya
    Hace 10 años

    Honor y Gloria!!!

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