William Aragón Rodríguez
La Iglesia del Nazareno, en la zona norte, levantará fondos locales y hará gestiones para ayudar a más familias en otras localidades afectadas por la sequía en esta región norte de nuestro país.
También apoyará con el microcrédito para la siembra de postrera. “Y por supuesto que estamos en permanente oración para que Dios nos dé lluvias abundantes”, dijo al final el reverendo Denis Espinoza.
[/doap_box]
Unas 181 familias afectadas por la sequía en las comunidades de La Rioja, El Rodeo, Los Ranchos, Los Hermanos Martínez y La Cruz, en el municipio de Somoto, cabecera del departamento de Madriz, recibieron paquetes alimenticios de arroz, frijoles (blancos), aceite y azúcar y otros productos, también la ayuda benefició a unas sesenta familias de escasos recursos económicos de los barrios somoteños 9 y 18. La inversión fue de 33,000 córdobas aportados por la fundación Casa Unida.
El reverendo Denis Espinoza, de la Iglesia del Nazareno de Nicaragua del Distrito Norte (Estelí, Madriz, Nueva Segovia, Jinotega y Matagalpa), dijo que la acción humanitaria la realizó una delegación de 13 misioneros nazarenos procedentes del Estado de Colorado, Estados Unidos, quienes llegaron por varios días al municipio de Somoto.
“Estamos muy contentos de venir a Nicaragua y poder ayudar un poco a estas personas pobres de este país”, dijo Monte Smith, coordinador de los misioneros nazarenos, quien junto con el grupo se fue muy impresionado de la difícil situación por la que atraviesan muchas familias pobres del campo y de algunos sectores de la ciudad de Somoto, afectados por la sequía y la pérdida de sus siembras.
Martha Lucía Hernández, madre soltera y con tres hijos, del caserío Los Ranchos, dijo: “Es una forma de cómo Dios se manifiesta para poner gente caritativa que ayude a personas de escasos recursos. Esto es una bendición que me llegó bien porque perdimos la cosecha y lo poco que teníamos ya lo comimos”.
Juan López Bautista, padre de cuatros hijos, dijo que la ayuda que recibieron era muy bienvenida para las familias pobres del campo, “ya que yo no tengo un trabajo fijo y me fue muy mal en la siembra de primera, mi media manzana de frijoles y maíz que cultivé se perdió por causa de la sequía”, apuntó.
Ver en la versión impresa las páginas: 8 A