Dándole continuidad a mi artículo anterior, sobre algunos personajes nicaragüenses y después de escribir sobre el Príncipe del pentagrama o Divino leproso, José de la Cruz Mena, ahora continúo con el padre Azarías H. Pallais (El Santo).
Nace en 1884 en la ciudad de León, Nicaragua, hijo del doctor Santiago Desiderio Pallais y doña Jesús Bermúdez Jerez, mientras gobierna Nicaragua el conservador don Roberto Sacasa.
Recibe sus primeras letras en la escuela parroquial de La Recolección, cursa sus estudios primarios en el Seminario Concili, mientras llega al poder José Santos Zelaya, iniciando la revolución liberal.
En el año 1900 decide seguir la carrera sacerdotal e ingresa como seminarista al Seminario de San Ramón. En ese momento el rector es el futuro arzobispo de Managua, José Antonio Lezcano.
Siempre fue uno de los mejores alumnos y daba clases a muchos necesitados. En 1905 el presidente Zelaya expulsa de Nicaragua al obispo Pereira, esto hace que Azarías Pallais se marche a París, donde retoma sus estudios de Teología en el Seminario San Sulpicio.
El 25 de diciembre de 1907 es ordenado diácono. En la estampa de su ordenamiento, al dorso, imprime un versículo que dice: “ Vocabite nomine tuo, meus es tu ”: “Te llamé por tu nombre, me perteneces”.
El 14 de julio de 1908 es ordenado sacerdote y continúa sus estudios en Lovaina, Bélgica, y posteriormente obtiene su doctorado en la Universidad Apolonaria de Roma.
Ya de regreso en su país dirigió el Instituto Nacional de Occidente en León y en 1927 dirige la Academia Nicaragüense de la Lengua, la que compartía entre otros con el sabio Debayle, Alfonso Ayón, el padre Dubón
El padre Pallais estuvo incómodo, como Jesús de Nazaret entre los doctores, cuando estos empiezan a estar peligrosamente muy cerca. Coincidir es un mal síntoma decía, cuando se coincide con algo que está en descomposición. Sufrió la tragedia del reformador agobiado bajo el peso de su paradoja: querer comunicarse con sus contemporáneos inmediatos porque tenía un interés fanático en transmitir sus intuiciones y su descontento, y verse forzado para esto a usar un idioma particularmente incompartido.
“Era una mezcla de Francisco de Asís y de Francis Jammes, gótico y moderno”, según refiere Ernesto Cardenal, de cuerpo alto y enjuto rostro ascético, con sotana siempre raída, amigo de andar por los caminos, en intimidad con los humildes. Su figura en Nicaragua fue casi de leyenda.
El 6 de septiembre de 1954, después de una operación de apendicitis aguda, fallece de un infarto agudo del miocardio en el Hospital San Vicente de León.
Carlos Martínez Rivas escribió: “Por su ejemplar caridad cristiana, innata, e intensificada a fuerza de disciplina, ascética: por su dominio del griego, del latín y de los cuatros principales idiomas europeos, aunque esto parezca exagerado, a causa de la oscuridad y pobreza a las que se sometió y lo sometieron, podemos afirmar que Azarías H. Pallais es el hombre más civilizado que hasta hoy ha producido Centroamérica”.
La humildad que derrochó en su vida el padre Azarías H. Pallais, debería de acompañarnos siempre, inclusive a aquellos que cegados por el poder absoluto, arrogantemente se disfrazan de profetas, sin saber lo lejano que están de ello.
Quiero terminar recordando su bello poema Entierro de Pobre: “Entierro de pobre, ya sabes amigo, no quiero que vengan los otros conmigo ” El autor es médico.
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