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“Le canto a un amor ausente”

Cuando entré a la casa de Margarita López, del jardín me vino una frescura verde que me desvestía de ese calor sofocante que invade toda Managua. “¿Te gusta mi jardín?”, me dijo con cierta complacencia en su rostro. Entendí que era la parte que más amaba de su casa. Se levantó y se dirigió a la biblioteca para después regresar con un libro entre sus manos.

Guaca y otras más…

Hojeando entre mis cuadernos y apuntes, me hallé la Revista de la Acad. Nic de la L.- 2da. Época. No. 25/Nov. 2.002, pág.188- un escrito de ejemplar interés lingüístico del conocido escritor Jorge Eduardo Arellano sobre el vocablo GUACA, algo muy conocido por la gente.

El loco

Ese era él…!!! Pedro, dejó atrás todo, y ahora hace esculturas extrañas que vende a turistas y aprende trucos de magia que jamás muestra a nadie.

Quiso ser perro y gente

Tras su fracaso con los expertos en lenguaje y andares, el perro que quería ser gente fue a ver a un hombre sabio de la ciudad, llegó donde don Julián y le expresó, enséñeme a pensar como usted.

Chepe y sus caites

Don Diego y Dona María Castillo tenían 15 años de vivir en su casa en Las Salinas, en el departamento de Rivas, a unos escasos 8 kilómetros de las hermosas playas del pacífico nicaragüense. La propiedad de los Castillo tenía unas 20 manzanas de pasto, cultivos de maíz, frijoles y otros. Además de tener unas 15 cabezas de ganado, los Castillo tenían los animales de granja de rigor en una finca, como caballos, bueyes, gallos, gallinas, chanchos, etc.