El nombramiento ayer del polaco Donald Tusk como presidente del Consejo Europeo y de la italiana Federica Mogherini como jefa de la diplomacia completa el trío de dirigentes de la Unión Europea, tras el nombramiento a finales de junio al frente de la Comisión del luxemburgués Jean-Claude Juncker.
La elección de Mogherini también ha facilitado el nombramiento del primer ministro polaco para un primer mandato de dos años y medio.
El polaco Donald Tusk por su parte permite dotar a la cúpula comunitaria de un mayor equilibrio, dado que procede de uno de los Estados miembros del este y a que pertenece a un partido liberal, frente a la filiación socialdemócrata de Mogherini y a la conservadora de Juncker.
El primer ministro polaco, visiblemente emocionado, prometió además hacer frente a uno de sus mayores retos personales: su falta de manejo de idiomas.
“Prometo que puliré mi inglés”, dijo Tusk, jugando con la polisemia de la palabra “polish”, que en la lengua de Shakespeare significa tanto pulir, como polaco.
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Han sido necesarias dos cumbres europeas extraordinarias y un mes de contactos informales durante la pausa de verano para que los Veintiocho lograran el “pleno consenso” que ha permitido el nombramiento de estos dos puestos claves.
La decisión no ha sorprendido, dado que ambos candidatos eran los favoritos en las quinielas para hacerse con los puestos en un delicado reparto en el que han entrado en juego cuestiones como sus familias políticas, el balance de género y los equilibrios geográficos.
El respaldo en bloque de los líderes socialdemócratas, encabezados por el italiano Matteo Renzi y el galo François Hollande, ha sido clave para lograr el encumbramiento de la ministra para los próximos cinco años, en contra de quien jugaba su juventud y su experiencia limitada.
La elección de Mogherini, que fue bloqueada en la cumbre extraordinaria de julio por los socios del este debido a su postura moderada frente a Rusia, supone el primer triunfo de Renzi en la arena comunitaria.
En su primera comparecencia pública tras el nombramiento, Mogherini evidenció su prudencia sobre el conflicto de Ucrania, al señalar que “tenemos que trabajar sobre las sanciones (contra Rusia), pero dejando la vía diplomática abierta, y lograr una combinación inteligente de las dos”.
Mogherini también asegura la presencia de una mujer en la Comisión Europea, dado que los altos representantes ocupan también una vicepresidencia en el Ejecutivo comunitario.
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