Vladimir Vásquez
El robo de 12,500 huevos de tortuga paslama, ocurrido a inicios de la semana pasada en Refugio de Vida Silvestre La Flor, Rivas, tiene a los defensores de los animales preguntándose por qué no se hacen más esfuerzos para proteger a estas especies en vías de extinción.
[/doap_box][doap_box title=”El robo de los huevos ” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]
A pesar de que había resguardo del Ejército de Nicaragua en la zona, los militares decidieron retirarse del lugar, pero antes uno de ellos hizo un disparo contra uno de los invasores, quien sufrió heridas en una pierna.
[/doap_box]
El ecólogo Fabio Buitrago considera que la cantidad de huevos robados es pequeña si se compara con todo lo que se roban de los nidos a lo largo de la costa del Pacífico durante todo el año.
“Para mí el tema es que sacar huevos de tortuga está prohibido y es un delito como vender cualquier tipo de droga”, comparó Buitrago. El problema se hace más grave, según Buitrago, porque el Ejército se replegó de la zona donde resguardaba los nidos de las tortugas tras no poder persuadir al grupo que invadió las playas.
Según dijo Mario Rodríguez, delegado del Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena) en Rivas durante una conferencia de prensa a inicios de la semana, 125 nidos fueron saqueados.
LA PRENSA intentó comunicarse con Rodríguez pero este se disculpó y dijo que no podía atender la llamada por encontrarse en un acto de las Fiestas Patrias.
“Esas zonas deben ser una de las áreas prioritarias para proteger”, comentó Julio Sánchez, del Centro Humboldt, quien además agregó que el robo seguirá existiendo mientras haya demanda de huevos de tortugas en los mercados del país.
Ver en la versión impresa las páginas: 5 A