Eduardo Cruz
Las últimas elecciones en las que el Consejo Supremo Electoral (CSE) acreditó observadores electorales independientes fueron las generales del 2006.
¿Qué ha pasado con los organismos de observación electoral independientes? Roberto Courtney, director de Ética y Transparencia, explica la experiencia de su organización y lo qué significa para el país la no acreditación de observadores electorales por parte del poder electoral.
¿Cómo les ha afectado que el poder electoral los excluya y no les dé acreditación?
No nos ha excluido. No nos extiende acreditación, pero de hecho ni siquiera la hemos solicitado las últimas veces. El proceso es ‘valorable’ sin necesidad de acreditación. La acreditación es una forma en la que el aparato electoral admite que es abierto, que es transparente, pero no es una condición necesaria para observar.
En realidad la mayoría de las observaciones interesantes en el mundo precisamente ocurren cuando el Estado empieza a tratar de esconder las cosas, entonces no nos ha afectado. Tal vez si nos ha afectado es positivamente porque nos ha obligado a desarrollar estrategias y tácticas mucho más avanzadas y mucho más sofisticadas. Lo que sí es problemático es tener un sistema en el cual el aparato electoral funciona muy mal y lo único que se le ocurre es tratar de dificultar el trabajo de los que lo pueden poner en evidencia.
“Estamos en una etapa en la que lo que hemos aprendido aquí (en Nicaragua), que el Gobierno no tiene mucho interés, más bien no le parece, hay otras partes del mundo donde es bienvenido. Estamos transnacionalizando la institución”, dijo Courtney.
El funcionario de Ética y Transparencia agregó también que ahora ellos entregan fondos a diferentes organizaciones. “No recibimos financiamiento para ejecutar proyectos, sino que nosotros somos los que entregamos los fondos a diferentes organizaciones para ejecutar sus proyectos y para lograr resultados”, finalizó.
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¿A qué “tácticas mucho más avanzadas” se refiere?
Agarremos la primera (elección) que el Consejo no nos acredita, 2008. No nos da credenciales para los observadores; sin embargo, nosotros descubrimos el fraude con un tipo de evidencia absolutamente fuerte que lo que jamás tuvimos antes. ¿Qué hicimos? El Consejo, el día anterior de las elecciones, publica el padrón electoral de todas las juntas receptoras de votos. Con los mismos datos oficiales, vos te vas el día de las elecciones y ves que el Consejo dice tal partido ganó trescientos (votos) a cero. Eso, con sus mismos datos, es imposible. No podés tener trescientos votos en una junta de 120 votantes y más cuando la regla del Consejo es enviar el padrón electoral más veinte votos, entonces, aunque hubiera votado Raymundo y todo el mundo, de la gente que tienen derecho a votar aunque no esté en el padrón, resulta que se te debieron haber acabado las boletas cuando iba por 140. El trescientos a cero pasa a ser imposible.
Eso, cuando nosotros metíamos a un observador en cada junta receptora de votos, no nos metíamos a hacer esos análisis. Nos poníamos a contar los votos, si nos dejaban contarlos, sacar nuestras cuentas, hacer conteo rápido. Nunca jamás va a ser eso igual que agarrarlo (al CSE) con las manos en la masa, con sus mismos datos.
Al Consejo Supremo Electoral le sigue lloviendo críticas, ¿ustedes qué están haciendo?
Cuando ya encontraste un sistema electoral que después de tres o cuatro elecciones lo único que te viene dando es cada vez mayores dosis de fraude, en realidad no ganás mucho repitiendo eso. Cuando la respuesta del Estado nicaragüense es la de reelegir a esos funcionarios, pues simple y sencillamente tu diagnóstico último prevalece. Ya le dijiste al Estado nicaragüense aquí están las pruebas de que ha habido fraude, tienen esta contundencia, los tipos no pueden ni siquiera responder la primera de esas pruebas, pero si la respuesta del Estado nicaragüense es la de reelegir a esa gente, pues eso ya lo criticás, lo señalás que es malo, pero hasta ahí lo podés llevar, no te corresponde como observador hacer nada más que eso, ya le corresponde a los partidos políticos empezar a enderezar ese entuerto.
¿Qué deberían de hacer los partidos políticos?
No me voy a meter en eso, pero sí te diría que tienen que fortalecer sus propios mecanismos, dado que la composición del Consejo es la que ya se sabe, el historial el que ya se sabe y toda la situación ya es muy perfectamente conocida a partir del diagnóstico que hemos hecho nosotros y que ha sido corroborado por otros, lo que le corresponde a esos partidos políticos es, con mucha madurez, estar claros del campo minado en que están jugando, que los obliga a aprender de otras.
¿Quiere decir que en Nicaragua ya está clara la situación y no hay mucho por hacer?
El trabajo de los observadores, que es diagnosticar circunstancias, cuando las diagnosticás y las circunstancias no se componen, pues francamente no hay informe nuevo que hacer. Te estas encontrando que los observadores más caracterizados como la Unión Europea y nosotros, gente seria, ya te dicen “no, mirá, mientras no cambiés y modifiqués los comportamientos que estamos hablando, y te vayas por la vía de reelegir a esta gente”, pues francamente no tenemos nada que ir a hacer. Mientras el Estado nicaragüense no apunte a mejorar las cosas, nuestro último informe final es el último que vale.
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