Amalia Morales
El experto en Seguridad Social Manuel Ruiz se jubiló hace tres años, pero nunca ha hecho uso del servicio de salud al que tiene derecho como pensionado. “Precisamente por el trato que le dan a uno. Siente uno como que llega a pedir favores, entonces uno por dignidad prefiere hacer un sacrificio y pagarle a un médico privado”, declaró Ruiz en una entrevista reciente.
Las Empresas Médicas Previsionales (EMP) reciben del INSS (Instituto Nicaragüense de Seguridad Social) un pago mensual de 74 córdobas mensuales por prestarle salud a cada jubilado.
El año pasado fueron atendidos en las EMP poco más de 66,000 jubilados en el país, según el anuario estadístico del INSS del 2013.
“El programa de los jubilados es deficitario. Lo que nos pagan de per cápita (por persona) es menos que lo que damos en medicamentos, sin meter la consulta”, dijo Ismael Reyes, propietario del Hospital Salud Integral y representante de la Cámara de la Salud, instancia que agrupa a las EMP privadas que prestan servicio al INSS.
Reyes, quien reconoció la cantidad de 74 córdobas, indicó que las EMP se “defienden con la ayuda complementaria que da el INSS, cirugías y otras cosas”.
PAGARLE A UN PRIVADO
Pagarle a un médico privado fue la única opción que le quedó al jubilado Francisco Trejos, de 69 años, quien sí ha intentado hacer uso de sus derechos en salud como pensionado y curarse a través del servicio que prestan las EMP; sin embargo, no ha tenido muy buenas experiencias.
En los últimos meses Trejos ha intentado que en el Hospital Salud Integral le cambien el tratamiento que le recetaron para su corazón, pero no lo ha logrado.
Otra de las quejas de Trejos es que en Salud Integral le programaron, en julio de este año, una cita para enero del 2015. “Para entonces puedo estar muerto, no lo sé”, declaró Trejos.
Tanto el INSS como las EMP se rigen por una canasta básica de atención médica a los asegurados y jubilados; sin embargo, Ruiz cree que el 99 por ciento de los usuarios de la Seguridad Social desconocen cuáles son sus derechos.
“El INSS debería hacer cruzada en los medios de comunicación sobre los derechos de los usuarios del seguro social (…). Que se envíen sobres naranjas en los que indiquen todos los derechos que usted tiene”, afirmó Ruiz.
Alrededor del veinte por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) está afiliada al INSS. No obstante, entre asegurados y beneficiarios (esposas e hijos hasta 7 años) el número de usuarios aumenta. Los jubilados no tienen derecho a tener beneficiarios.
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“Eso es mentira”, aseguró Reyes, quien no cree que se programen citas en tanto tiempo. “Si se enferma (el jubilado) viene de emergencia y se le atiende inmediatamente”, enfatizó el propietario de Salud Integral, donde se atienden a unos diez mil jubilados y a unos treinta mil asegurados activos.
“Es uno de los programas más difíciles que ver. Muchos de los que vienen son viejitos desamparados a los que nadie les hace caso en su casa. Te vienen a contar todas sus cuitas, que no le escuchan en su casa, se tardan dos horas en la consulta, afuera está el otro viejo bravo porque no sale el primero, si al otro le cortás la plática se pone bravo. Hay que tener cierta paciencia con los jubilados”, explicó Reyes en entrevista concedida semanas atrás.
El empresario aseguró, sin embargo, que se les está dando la atención que exige el INSS.
LA SIMÓN BOLÍVAR
Gran parte de la atención que se le presta a los jubilados pasa por la farmacia Simón Bolívar.
Gran parte de los jubilados acuden allí para que les entreguen medicamentos que no les cubren las EMP, pero también para que les autoricen otro tipo de servicios médicos, como atención con especialistas o algunas cirugías.
Algunos se quejan de que llegan muy temprano a esta farmacia a retirar las medicinas, a veces desde las seis de la mañana, y pasadas las cuatro de la tarde aún están esperando que les entreguen las medicinas.
PERIPLO POR DOLOR DE OÍDO
Un jubilado, quien prefirió omitir su nombre, fue a la Clínica Lidia Saavedra por una dolencia en el oído. Solicitó una cita con un otorrinolaringólogo y lo remitieron al Hospital Solidaridad, donde atienden a cotizantes estatales. En el Solidaridad le dijeron que no había especialista en ese momento, que volviera otro día. Regresó y le programaron cita para dentro de cinco meses.
El malestar en el oído se agudizó una noche y no tuvo más remedio que irse de emergencia al Hospital Lenín Fonseca. Allí fue atendido por un especialista, quien le recetó verbalmente unos medicamentos que no había en el hospital. Se mejoró.
Algunos jubilados que terminan acudiendo a los hospitales públicos aseguran que a veces es mejor la atención allí que en las previsionales.
Fue en el Hospital Roberto Calderón donde Trejos fue atendido de emergencia por un infarto que sufrió en el 2010. Fue en ese centro asistencial donde le recetaron los cuatro medicamentos que tomó durante tres años y medio, hasta que el médico privado se los mandó a suspender por los efectos colaterales que estaban provocando en su salud. “Me fueron produciendo inflamación dolorosa en riñones y pulmones y vías circulatorias de sangre de mis canillas, al grado que me era doloroso ponerme acostado en mi cama”, describió Trejos en una carta que envió al director de Salud Integral el pasado 18 de julio.
Según las estadísticas del INSS, en el 2013 hubo 98,000 atenciones especializadas y más de 18,000 emergencias con los adultos mayores.
El mismo informe refleja 323,200 consultas externas, de las cuales más 51,000 fueron atendidas por primera vez.
Medicina Interna e Integral, Cardiología, Cirugía General, Urología y Oftalmología son algunas de las especialidades médicas más demandadas por los adultos mayores, según arroja el anuario del año pasado.
NO PIDO MUCHO
Salvadora Fortín, quien se jubiló hace cuatro años, no ha sentido diferencia aún entre la atención que le daban cuando era asegurada activa —las EMP reciben 380 córdobas al mes por un cotizante— y la que recibe ahora como jubilada.
“Tengo problemas de várices”, confesó Fortín, quien por esa dolencia recibe un tratamiento permanente que hasta ahora le han dado el medicamento completo. “Me siento satisfecha con la atención”, expresó Fortín, quien se desempeñó muchos años como enfermera.
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