[doap_box title=”En aprietos” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]
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La decisión de Standard & Poor’s, de degradar la calificación para la deuda de Venezuela desde B- a CCC+, esgrimiendo las profundas distorsiones de la economía, la caída de los activos en dólares y la polarización política, aumentó la percepción de riesgo de los inversionistas y el valor de los bonos de la República y de PDVSA sufrió un fuerte retroceso.
El Global 27, el título marcador para los bonos de la República, descendió 3.98 puntos para ubicarse en 68.65 por ciento mientras que el bono de PDVSA que expira en 2022 culminó la jornada en 82.5 por ciento tras experimentar un declive de 3.24 puntos.
El 8 de octubre vence el Global 2014 y el Ministerio de Finanzas venezolano debe cancelar 1,500 millones de dólares y el 28 de octubre se vence el PDVSA 2014 que obliga a un desembolso de tres mil millones de dólares.
Si bien el presidente de la República, Nicolás Maduro, ha afirmado que el país pagará en el tiempo previsto todas sus obligaciones y así lo sostienen fuentes del Ministerio de Finanzas, el mercado se muestra escéptico.
“La caída (de los bonos) refleja las crecientes dudas de los inversionistas sobre la capacidad de pago de las autoridades venezolanas… La palabra de Maduro y de las autoridades venezolanas parece no ser suficientes para los mercados que esperan medidas concretas que alivien la difícil situación”, dijo a Reuters el analista de la firma IHS, Diego Moya-Ocampos.
El aumento en la percepción de riesgo se traduce en que para obtener financiamiento y cubrir parte del desequilibrio que tienen las cuentas públicas entre ingresos y gastos la República tendría que cancelar una elevada tasa de interés.
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